Puerto Padre, Las Tunas.- Con pétalos como pinceles, las calles dibujaron un horizonte con la más natural amalgama de colores. En las manos, flores; en el pensamiento, el sentido homenaje a un héroe que permanece sonriente en la memoria de los cubanos, luego de 63 años de su partida física.
La naturaleza, sin perderse un solo calendario, dejó lágrimas en forma de lluvia antes del amanecer, en tanto, la frescura acompañó las flores en el recorrido hasta el malecón villazulino, donde un mar en calma aguardaba. Cada 28 de octubre, aguas saladas transforman su esencia al recibir el néctar simbólico del carácter jovial de Camilo Cienfuegos Gorriarán.
Con la sapiencia de una huella imborrable, a pesar del curso de generaciones, los rostros de niños y adolescentes refieren a nuevos Camilos a la altura de los tiempos actuales. Con la guía de padres, los más pequeños acaparan las miradas con la ingenuidad de quien rompe la rutina cotidiana y, sin intención alguna, constituyen el máximo regalo.
Entre la gran masa de personas, Leonardo Javier Peña González, estudiante de Secundaria Básica, apenas sobresale; sin embargo, el brillo en los ojos, además de la intención facial de transmitir el agradecimiento hacia el Héroe de Yaguajay lo delatan.
“El pueblo debe conocer lo maravilloso que fue Camilo, cómo luchó por nosotros. Por ello debemos sacar de nuestro tiempo para, aunque sea una vez al año, recordarlo y no hay mejor manera de hacerlo que echándole flores. Debemos estar eternamente agradecidos”.
La voz de Leonardo no fue la única en alzarse, demás pioneros a largo de la caminata hilvanaron ideas, pensamientos y frases alegóricas al Señor de la Vanguardia. Si bien las imágenes estaban presentes, la representación más fiel estuvo en la aglomeración de los puertopadrenses a la hora de rendir tributo al combatiente. Por ello, hacer del obrar de Camilo una constante involucra a todos, ahí, en pequeños actos diarios radica la conmemoración fidedigna a tan importante figura.
