Las Tunas.- Tal y como sucede en los grandes escenarios al concluir una función de música, baile o teatro, cuando Bárbara Báez Romero termina de leer algo que resulta atractivo y novedoso, "la alaban con la chaveta", simulando esos aplausos que cierran con broche de oro los mejores espectáculos.
La chaveta es la herramienta tradicional para el corte de hojas de tabaco utilizada en fábricas de todo el mundo, y por tanto el taller central de la unidad empresarial de base (UEB) Enrique Casals, no constituye la excepción.
Bárbara tiene 54 años de edad y en los últimos 14 se ha desempeñado como lectora de tabaquería, aunque sus inicios en la fábrica, ubicada en las inmediaciones del popular parque Maceo, se remontan a 1998.
Conoce y domina todo cuanto acontece en los talleres, por donde ha visto pasar a varias generaciones de hombres y mujeres que aportan decisivamente a uno de los principales objetivos económicos del país, pues la entidad apuesta este año por la elaboración de seis millones 600 mil puros, que equivalen a 41 millones 200 mil pesos.
Ella es protagonista de esa herencia y con su lectura diaria rinde honores a su madre, quien laboró allí por más de cuatro décadas y fue prácticamente fundadora de la fábrica, y a sus primas, su hermana Ennis y su hija Ada Iris, también trabajadoras en la "Enrique Casals", perteneciente a la Empresa de Acopio, Beneficio y Torcido de Tabaco Las Tunas.
Me gusta mucho lo que hago y siempre trato de complacer al colectivo con las propuestas que traigo, quiero que les llegue el mensaje y cuando resulta, por ejemplo, un tema nacional relevante del acontecer económico, político o social, le pongo toda la intencionalidad que merece, dijo Bárbara a la Agencia Cubana de Noticias justo antes de subirse a la tribuna.
La misión es entretener y elevar el nivel cultural de los trabajadores de la tabaquería en sus diferentes áreas, de ahí que la faena comienza bien temprano, a las 8:00 de la mañana, con la lectura de la novela, luego las noticias y no faltan los folletos sobre la confección y calidad del tabaco; "…de mí depende también que el puro salga con el nivel requerido para el mercado nacional e internacional.
"Soy su base informativa y su confianza, por eso me alaban con la chaveta y estoy muy orgullosa de formar parte de un sector en el que las mujeres somos mayoría".
Mientras su hermana Ennis Báez, quien trabaja en la entidad hace más de 20 años, alega no ser de muchas palabras, su hija Ada Iris Hierrezuelo Báez comenta, apenas sin levantar la cabeza, sobre lo sacrificado que es este ramo y cómo el colectivo se convierte poco a poco en familia.
A sus 35 años, ya posee 12 de experiencia dentro de la empresa y deviene asombroso ver con la destreza que cumple sus faenas en el taller de anillado, donde se le da el toque final al producto antes de su comercialización.
Cuando Bárbara no está leyendo transita los departamentos de la fábrica, inmueble de columnas eclécticas que hace esquina en una de las zonas más transitadas del Balcón del Oriente Cubano y desde el cual sale un aroma de tabaco que lleva el sello de la mujer tunera.
Las Báez tienen color canela oscuro que se asemeja al de las hojas del rey del lugar; conversar con ellas es sentir la certeza de que las mujeres cubanas trabajan duro por el sostén de sus familias y su país, herencia que también se resume en el legado cultural que hoy Ada Iris lleva en su iddé de cuentas azules y blancas, encomendándose a Yemayá y Obatalá.
Y aunque resulte curioso, pudiera decirse que la entrevista comenzó hace casi 11 años, cuando esta reportera era apenas una estudiante de primer año y hacía una tarea de Periodismo Impreso.
Volver a Bárbara en un mes como marzo es una suerte de homenaje a propósito del Día de la Prensa Cubana y el Día Internacional de la Mujer, por eso de que la lectura de tabaquería es un oficio que tradicionalmente ha estado ligado al periodismo y porque cualquier momento resulta bueno para reconocer las luchas cotidianas de las mujeres de la Mayor de las Antillas.
