Por enésima ocasión, escollos extradeportivos sitúan a los caribeños en desventaja ante los máximos exponentes de la disciplina en el orbe. Las ausencias de Howard Sant Roos y Yoanki Mencía, a causa de problemáticas con la documentación pertinente; y Pedro Bombino y Marcos Chacón, a quienes no les fue otorgado el visado, condenan a la armada cubana a enfrentar el reto con apenas ocho jugadores. En la barda rival, el equipo de las barras y las estrellas, además de presumir el amplio arsenal de sus vitrinas, alude al dominio directo respecto a los contrincantes de turno, luego de superarlos en 21 de los 22 duelos a lo largo de la historia. 

Con tan complejo escenario, pensar en el triunfo luce como una utopía, incluso para los más devotos del quinteto dirigido por Osmel Planas.  Aun así, lejana en el tiempo, pero con el escudo de la memoria, aquella victoria de los antillanos (73x69) en los VI Juegos Panamericanos de Cali, Colombia, significa un logro que pocos ostentan en su aval. 

Los de la Mayor de las Antillas, el primero de agosto de 1971, corrieron las cortinas de la pelota naranja en la cita continental con el golpe encestado a los norteños, en un Grupo C de rango élite al incluir también a Brasil. En la segunda presentación, los cubanos superaron con comodidad a Surinam (111x66), mientras en el cierre de la fase regular cedieron ante el gigante sudamericano (73x68). Los diversos resultados envolvieron la demarcación en un triple empate en la cima, con par de éxitos y un revés, que sepultó las aspiraciones de los estadounidenses de continuar en la porfía hacia la siguiente etapa. 

Los representantes de las cuatro letras disfrutaron de las sonrisas ante Panamá, México y Argentina; sin embargo, Puerto Rico y, de nuevo, los brasileños constituyeron los tropiezos de la segunda ronda. Tras dejar en el camino a selecciones con marcada tradición en la cancha, el metal bronceado brilló a manera de colofón.

Luego de casi 53 años de dicha gesta, el panorama actual dicta un abismo diferencial entre los números uno del ranking y los ocupantes del puesto 70. Más allá de estadísticas, las distancias en el factor técnico táctico, desde el engranaje grupal, anuncian a gritos el provenir de ambos planteles en la Silver Spur Arena. Luego del primer choque, apenas 72 horas después, el Coliseo de la Ciudad Deportiva  albergará un cruce de mayor paridad, pues los anfitriones contarán con todas las armas. De acuerdo con los destellos de esta ventana internacional, más hacia lo cualitativo que sobre el papel, dependerá el curso de Cuba en la lid.