Las Tunas.- Pesarosos por no haber respondido en la producción con la eficacia de los últimos cinco años, los trabajadores de la empresa azucarera Majibacoa dieron por concluida la zafra 2021-2022.
Por más que batallaron, no pudieron frenar el elevado índice de tiempo perdido por falta de caña y roturas industriales, finalmente, la causa mayor que impidió avanzar más allá de las 25 mil 200 toneladas de azúcar (59 por ciento), 17 mil 468 menos que las planificadas.
“Fueron 108 jornadas desesperantes, de sufrimiento, de mucho esfuerzo y días sin dormir, pero sin alcanzar los resultados esperados. Con decirle que la capacidad potencial de molida del ingenio solo se aprovechó al 33 por ciento, algo impensable para nosotros”. Así describe Yaniel Sobredo Álvarez, director de dicha entidad, las complejidades de la campaña que culmina.
Sin ánimo de esquivar responsabilidades, considera que el balance negativo es consecuencia directa de la escasez de recursos asociados al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a la Isla por los Estados Unidos y a las limitaciones derivadas de la pandemia de la Covid-19.
Aun así, en el colectivo agroindustrial predomina un sentimiento de insatisfacción, al punto de que apenas dejaron entrever que terminaron la contienda posesionados del segundo lugar nacional, en lo que a producción de azúcar se refiere, solo aventajado por el también tunero central Antonio Guiteras, ahora único en operaciones en la provincia.
Concluida la cosecha, los majibacoenses enfrentan un desafío tan grande como el de la zafra: la siembra de caña, tarea en la que parece obtendrán mejores resultados.
De hecho, su rápida reacción frente a la humedad residual de los suelos, les permitió plantar entre los meses de enero a abril 370 hectáreas, superficie no asistida desde hacía varios años. Según el directivo se crean las condiciones para sellar otras 800 en mayo y similar cantidad en junio, suficiente para saldar el compromiso de la campaña de primavera.
