Las Tunas.- Mientras degustan un pedazo de casabe con tomate, Miladis y Matilde, dos hermanas que residen en esta ciudad, comentan sobre lo útil que les resulta ese alimento, pues el déficit de harina de trigo y otras materias primas ha dado una estocada a los panes, las galletas y los dulces.
Saborean su merienda y se consideran afortunadas. Ya el vendedor las conoce y entona su pregón a las puertas del hogar que se convirtió en mercado seguro. Barato no es; pero, casi siempre compran porque desde niñas escucharon decir que "a falta de pan, casabe".
La frase, conocida entre los residentes en la provincia de Las Tunas, no es símbolo de derrota. Al contrario, es de victoria de las tradiciones, la cultura y la salud, además de la historia, esa que pudo haber iniciado en cualquier rincón del Archipiélago cuando los aborígenes que lo poblaban hacían las primeras tortas.
Formaba parte de la dieta básica de diferentes poblaciones y, según la bibliografía consultada, de regreso a España, los conquistadores lo llevaban en sus barcos. En el territorio nacional se generalizó poco a poco y se convirtió en un codiciado plato, sobre todo cuando se le acompaña de cerdo asado.
RESCATE DE LA TRADICIÓN EN ZONAS CAMPESINAS
Fuentes de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños explicaron que, en unas 20 unidades productoras del territorio, el casabe es otra fuente de ingresos económicos y un significativo aporte a la alimentación de los que residen en comunidades rurales, los poblados y las ciudades.
Excepto en Majibacoa, se elabora en todos los municipios tuneros y especialmente reina en la zona de Vázquez, del municipio de Puerto Padre, donde radica la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Elpidio Sosa. Incluso, allá el dicho popular se transformó.
“Aquí nosotros decimos que 'Cuando hay pan, mejor casabe' -comenta Wilmer Espinosa Vargas, presidente de la CCS- y esa frase se ha extendido entre los cooperativistas y la población, quienes le han dado mucha acogida a nuestro producto.
“La yuca es una producción muy noble que se adapta perfectamente a estas tierras y por eso experimentamos con semillas de diferentes variedades. Todas dan buenos resultados y por más que nos empeñamos no damos abasto ante tanta demanda.
“Tenemos un burén grande y cómodo, en el que elaboramos un promedio de 500 unidades cada día. Por supuesto, las hacemos con leña y cada una requiere unos 15 minutos para su cocción. Luego las vendemos al turismo, el punto de venta de la comunidad y a la gastronomía”.
En la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) Melchor Correoso, del municipio de Jesús Menéndez, los principales esfuerzos están dedicados a la siembra y cosecha de caña de azúcar, pero se empeñan en la producción de alimentos, según su presidente, Edilberto Sánchez Lallana.
“A pesar de la sequía, que es muy cruda para la zona de Libertad, priorizamos también las plantaciones de yuca, porque ya la población pide que haya casabe. Por eso mantenemos el ciclo, sacamos y enseguida sembramos para tener el año entero.
“Lo hacemos tres veces a la semana y en cada oportunidad preparamos 100 tortas, aunque estamos en condiciones de aumentar la cantidad. Las dedicamos al consumo de los cooperativistas y vecinos, más las ventas que hacemos a las unidades de Comercio y a la Empresa Alimentaria.
“Para hacer más casabe solo nos falta que llueva, porque con disponibilidad de agua sembraríamos más yuca. El burén tiene capacidad para mayores producciones, el personal está capacitado y trabajamos en la preparación del relevo”.
En la CPA Calixto Sarduy, de Becerra, también se hace casabe y la acogida entre los consumidores es igual. Así lo precisó el vicepresidente de la Unidad, Elio Piñeiro Hidalgo, quien aclaró que lo mejor de ese alimento es su capacidad de conservación, durante varios meses.
“Nosotros apenas disponemos de agua y hacemos las siembras a inicios de año para que estén de cosecha en los meses de noviembre y diciembre, que es la época en la que se comercializa mucho. En el resto del calendario se vende menos.
“En el 2022, vendimos entre 20 mil y 30 mil tortas en el año y tuvieron buena aceptación en el punto de venta de la comunidad y en la Empresa Mercasa, pues es un producto que sustituye las viandas y se consume perfectamente en los desayunos.
“La idea es crecer en ese cultivo y hacer casabe el año entero. Ya tenemos una parte de las tierras listas para cuando comiencen las lluvias, sembrar más. De todas maneras, ya en enero plantamos dos hectáreas, a punta de manguera y mediante pipas”.
EL CASABE SE QUEDARÁ POR MUCHO TIEMPO
Poco a poco, otras formas productivas se suman a la elaboración de casabe. Y pudieran ser más -quizás todas-, pues esta provincia se ha propuesto ser líder en el país en la siembra de yuca y ya está demostrado que ese alimento gusta a los tuneros.
Además de sus ventajas nutritivas y de conservación, la harina de yuca puede sustituir ampliamente la de trigo para producir dulces y panes destinados a la alimentación de celíacos, hipertensos y diabéticos. Esa es una de las aspiraciones del colectivo de la “Elpidio Sosa” que mucho se agradecerá.
