Las Tunas.- La paulatina desescalada en el cierre de servicios y trámites que ocurre en la capital de esta provincia del oriente cubano, puede tornarse en una oportunidad para consolidar esquemas descentralizados de distribución y venta de mercancías de alta demanda. Así lo destacaron autoridades de este territorio al analizar dicho proceso en marcha en la mayor urbe tunera.
Del 21 de agosto a la fecha, el municipio de Las Tunas dejó de ser el epicentro de la pandemia de la Covid-19 en la provincia, pues su tasa de incidencia de positivos autóctonos cayó del puesto cimero entre sus simulares al inicio de ese mes, hasta el segundo más bajo en el territorio al cierre de septiembre e, incluso, pasó al último escaño en lo que va de octubre.
Dicho cambio le permitió al Grupo Temporal de Gobierno para la prevención y control de la pandemia ir retirando poco a poco las limitaciones extremas en vigor desde el mes pasado. El paso más reciente en este sentido fue la reanudación de las operaciones de los transportistas privados de pasajeros dentro del entorno urbano de la cabecera territorial.
A tono con esa baja en los contagios del SARS-CoV-2 regresaron a su actividad habitual los principales comercios citadinos y áreas comunes de los cuentapropistas, así como las oficinas de trámites diversos, incluyendo las sucursales bancarias y unidades comerciales de las empresas Eléctrica y de Telecomunicaciones. También lo hicieron una docena de establecimientos gastronómicos estatales y los pertenecientes a la cadena extrahotelera Palmares, junto a restaurantes estatales y privados y los gimnasios. Todo, previa aprobación de los especialistas de Higiene y Epidemiología, porque continúan vigentes las normas de distanciamiento, uso del nasobuco y desinfección de superficies.
Sin embargo, en los primeros análisis sobre este proceso hecho por las principales autoridades del Partido y el Gobierno en este territorio, quedó claro que en la desescalada han persistido estilos organizativos prepandémicos, como la colocación de productos de alta demanda en pocos establecimientos, a menudo enclavados en el centro histórico de la ciudad.
“En la medida en que se reanuden los servicios deben pensarse en cómo se hace y mantener la venta en los barrios”, reflexionó Manuel Pérez Gallego, primer secretario del Partido en la provincia. Similares prácticas, indicó el miembro del Comité Central de Partido, deben continuar en el expendio de los productos agropecuarios; aprovechando la red de 757 puntos de venta existentes en la Capital de la Escultura Cubana, de los cuales 51 son placitas.
En apenas cuatro cuadras del centro citadino se concentran varios comercios, bancos y otras oficinas de alta afluencia de personas, comentó por su parte Jaime Chiang Vega, el gobernador. Con esa frase ilustró la agrupación, en un espacio proporcionalmente reducido, de sitios a los cuales de manera obligatoria deben acudir gran cantidad de público compelido de realizar disímiles gestiones.
“No podemos regresar a la antigua normalidad”, alertó refiriéndose a las grandes aglomeraciones habitualmente observadas en los alrededores de unidades comerciales como El Serrucho o La Reguladora antes del inicio de la pandemia de la Covid-19 en marzo del 2020.
Estudios realizados por expertos de urbanismo aquí indican que en esta localidad capital existen varios subcentros urbanos que requieren potenciarse como áreas en las cuales podrían asentarse más unidades de Comercio, de trámites o servicios básicos que evitarían el traslado y eventual concentración poblacional en el centro histórico. Estos, según el Plan de Ordenamiento Urbano sometido a la aprobación el Consejo de la Administración Municipal en el 2020, son el Tanque de Buena Vista, Casa Piedra, el Ferrocarril, reparto Aguilera, la Plaza de la Revolución o San Antonio. Algo similar, indicó el sondeo, deberá hacerse a mediano y largo plazos en repartos como Las 40 y La Victoria. Dicha descentralización, concluyeron, además aligeraría la carga sobre el sistema de transporte público.