Imprimir
Visto: 1045

matarile periodico26 6

Las Tunas.- Regresa Matarile, suplemento cultural del periódico 26, "con el mismo alborozo de la primera vez". Interesantes trabajos pululan en sus páginas. Bien lo resume una de ellas: "... está la melaza, se respira el aire intenso de la zafra, ilustramos la huella que se niega a perecer y los coloridos cuerpos y universos en los que transmutó el azúcar. Nada nos es ajeno, menos las muchas reservas del patrimonio industrial y las grandes deudas que tenemos con el legado cultural que nos alcanza... ".

Entre los tópicos abordados en la actual edición figura la historia arquitectónica del poblado de Delicias, signada por la estampa que dejó el central de igual nombre. También se encuentra un acercamiento a Manatí, a toda la vitalidad que llegó a tener en torno a la gramínea y la vida sociocultural afín, así como el triste rostro que provocó allí la pérdida de sus latidos azucareros.matarile periodico26 5

Aflora –igualmente- el ritmo caribeño de la conga Los Dandy del '50, esa que –con la guía de Miguel Linch (Tres Filos)- hace que con cada sonido "la melaza no se escurra del todo y la alegría de los acordes mantenga el hálito terco de sus ancestros".

Matarile se acerca a la historia de vida de Rubén Wílliams White, uno de los cincuentenarios del central Colombia que –a golpe de sudor y perseverancia- fue superándose partiendo de la limpia de caña en Borbollón, hasta volverse puntista, mecánico, jefe de turno... "24 horas produciendo, lo mismo entras que sales a las 3:00 am. Pero es lindo", confiesa. "... Y qué importa que sus piernas no sean las mismas de antes; su memoria, sin el menor esfuerzo, le devuelve el olor, el ruido, el azúcar cristalizada...", resume la periodista.
matarile periodico26 4

Tampoco faltan los versos con olor a cañaveral de los autores Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), Agustín Acosta, Gabriela Mistral, César Vallejo, Federico García Lorca, Nicolás Guillén, Gilberto E. Rodríguez, Renael González, Marina Lourdes Jacobo y Maylan Álvarez Rodríguez. Ni faltan las imágenes que hablan de bateyes azucareros, machete y cubanía.

El vestigio de la esclavitud en estos predios también es atrapado, y se hace desde el olfato investigador que parte del simbolismo de un grillete detrás de una vidriera en el museo provincial Mayor General Vicente García, para luego hurgar en dolorosas cifras, en el grito de dignidad y rebeldía que –desde las minas de Caobilla (Jobabo)- lanzaron los negros esclavos, en la remembranza del ingenio Vista Hermosa (Manatí) y del central San Manuel (Puerto Padre), en tantos capítulos que merecen ser recordados mejor por la historia.

La mirada crítica al entorno y los procesos que le son inherentes también asoma en Matarile. Ejemplo de ello es el acercamiento al patrimonio industrial desde la conceptualización, el análisis, la ejemplificación y la argumentación, que permiten concluir que "los espacios industriales históricos son bienes de todos" y "deben estar reglamentados por algunas políticas urbanas, territoriales y culturales que permitan dimensionar estos testimonios del pasado como una herencia intergeneracional". Las potencialidades de ese patrimonio como alternativa de desarrollo local es otra de las aristas tratadas en la publicación.

Leemos –además- las palabras salidas del alma e intelecto de Rafael de Águila sobre Guillermo Vidal. Él, aunque no lo conoció, nos transporta a la esencia como creador del ilustre tunero y así entendemos mejor su trascendencia. Finalmente, cual "arrobas a la memoria", aparecen curiosas informaciones sobre azúcar e identidad. Es una edición profunda y variada para no perderse.