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Las Tunas.- Bárbara Báez Romero lleva tres lustros siendo lectora de tabaquería. Disfruta especialmente acercar a sus compañeros de trabajo al mundo de las novelas y hasta se cree un personaje más, según confiesa. Esta mujer es una de las tantas personas que, a lo largo y ancho de todo el país, enaltece una práctica declarada patrimonio cultural de la nación.

Pero una vez al mes, ella ocupa una silla a la par de sus compañeros. Ese día, deja por momentos de dirigirse al auditorio y, como los demás, es parte del público.

Esto ocurre cuando, bajo la égida del Centro Provincial del Libro y la Literatura (CPLL), la editorial Sanlope y el centro de promoción literaria Pablo Armando Fernández, llegan hasta la tabaquería Enrique Casals, del municipio cabecera, diferentes escritores del territorio para compartir sus obras.tabaqueria las tunas

En la más reciente edición, se sumaron los jóvenes Manuel Alejandro Ortiz de la Rosa, Armando López Carralero y Saimy K. Torres, quienes -al igual que otros participantes- asumieron gustosos la oportunidad de presentarse ante un público tan agradecido. No es de extrañar entonces que, bajo el influjo de la emoción, recorrieran más textos de los programados.

Las lecturas de tabaquerías tienen sus orígenes allá por el siglo XIX, gracias al impulso dado por figuras como Fernando Ortiz (tercer descubridor de Cuba) y el viajero Jacinto Salas y Quiroga.

baraba tabaqueria las tunasNuestra historia ha estado unida a esa práctica de varias maneras. Basta recordar que José Martí encontró el apoyo necesario para continuar la guerra independentista en tabaqueros emigrados en Tampa, Ibor City y Nueva York. El autor de Contrapunteo del tabaco y el azúcar recordaría a propósito del tema las palabras del Apóstol cuando dijo: "La mesa de lectura de cada tabaquería fue tribuna avanzada de la libertad".

Bárbara es heredera de esa tradición envuelta en el misticismo y olor de una hoja que nos remite a nuestros aborígenes, a esos behíques con hechizos de tabaco...

"En estos 15 años de lectora he sido feliz. Tenemos dos horarios para ese quehacer, uno dedicado a novelas y otro para la prensa. Con Patria de aromas ampliamos nuestro espectro, pues también se involucran poetas del territorio y escritores de otros géneros. Eso estimula al trabajador mientras desempeña su faena. Es algo muy bonito y necesario", comenta.

Para Saimy K. Torres, directora del centro de promoción literaria Pablo Armando Fernández, resulta igualmente provechoso. "Contribuimos a aumentar la cultura del personal que se desempeña aquí. Además, los escritores (miembros de la Uneac, la AHS o talleres literarios) disfrutan mucho participar, pues es un público muy agradecido. Este es nuestro granito de arena para el desarrollo de la Patria grande que es Cuba", destaca.

Esa propuesta no es la única actividad con carácter extensionista que poseen las instituciones gestoras. Sin embargo, a juzgar por las sonrisas y golpes de chavetas luego de cada lectura, deviene una de las más gustadas y necesarias de las que, en materia de letras, se desarrolla actualmente en nuestros predios. Patria de aromas es un modesto, pero valioso aporte en pos de la conservación del patrimonio, por la defensa de nuestra cubanía.