
Las Tunas.- Ignacio Rodés Medero ganó con su obra Tensión la más reciente edición del Salón Guernica, que impulsa y acoge la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en el territorio. Un retrato, realizado en óleo sobre lienzo, le aseguró el lauro, entre 13 artistas jóvenes participantes en la lid.
“Quise darle a uno de los géneros pictóricos más usados en la historia del arte cierta carga de ambigüedad a través del diseño de la imagen, utilizando una fotografía de los años 80. Aunque recibir un premio siempre resulta alentador, lo que realmente me motiva es la relación de los espectadores con la obra. Para mí el arte es una obsesión, un medio de expresión y una forma de hacer las cosas bien”, declaró a 26.
El novel creador, inspirado en piezas de la escultura griega, el barroco español y autores como José de Ribera, Cosme Proenza, Colleen Barry, Pedro Pablo Oliva y otros, perfila su estilo en una interesante simbiosis entre pasado y presente, algo que empieza a llamar la atención del público como símbolo distintivo de su labor.
No en balde el jurado del certamen, compuesto esta vez por José Manuel Mayo, Ernesto Lapinet y Luis Antonio González Rodríguez, reconoció en su quehacer el dominio preciso del color, la capacidad para dialogar con la tradición introduciendo rasgos contemporáneos, el virtuosismo técnico, la psicología implícita en la representación y la expresividad del mensaje, entre otros elementos.
Mientras Ignacio trabaja en su próxima exposición, que incluirá también a Tensión, otros como él fueron alentados en el Guernica al resultar igualmente agasajados. Es el caso de Leandro Pérez Figueredo, quien obtuvo el segundo lugar, y los hermanos Aram Joao y Almir Mestre, los que compartieron el tercer escaño. Además, conquistaron menciones Rafael Alarcón Rodríguez y José Ignacio Díaz Hidalgo. Paralelamente, algunas instituciones otorgaron estímulos colaterales.
Defender el Guernica en una tierra con valores desde el punto de vista de las artes visuales es garantía para el futuro, máxime en tiempos de tanta banalización de la cultura y rasgos extranjerizantes. Que los virtuosos del pincel se empeñen en ello, a pesar de las carencias materiales y de todo tipo, resulta alentador y necesario.