Imprimir
Visto: 2690

ganador portus patris 2

Las Tunas.- "Me divertí mucho al escribir las historias de este libro; es una especie de experimento. Como cuando llegamos a un restaurante y no sabemos qué plato escoger, quise que -al terminar la lectura- el lector no supiera con cuál quedarse", comentó a 26 el espirituano Roberto González Rodríguez, quien ganó con la obra Buffet delirante la reciente edición del Premio Literario Portus Patris, el más añejo de su tipo convocado por la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Cuba.

Para Roberto, la empatía con el lector es muy importante. "Si no se siente identificado, mi trabajo como escritor no ha funcionado como debe ser. El cuento que da nombre al libro premiado, por ejemplo, trata de una persona cuyo cuerpo es poseído por entes de otro planeta, quienes le van enseñando los momentos más felices de su vida mientras se van comiendo cada una de las partes de su cuerpo. O sea, por un lado vislumbra pasajes de su vida en los que fue feliz y, al mismo tiempo, por otro, van devorando su mano, pierna…

ganador portus patris 1"Es como un juego de dolor y alegría, pero siempre tratando de demostrar cómo el personaje decide sacrificar su cuerpo por tal de ser feliz, de encontrar esa felicidad que en algún momento de su vida tuvo y no supo aprovechar. Además, de cierta manera el lector participa. Eso para mí es muy importante, que sea capaz de decidir qué destino prefiere para el personaje".

Roberto agradece haber estudiado en el centro de formación literaria Onelio Jorge Cardoso para la consolidación de saberes en torno a las letras. "Pasar el curso de técnicas narrativas fue una experiencia única, pues dota de herramientas a la hora de utilizar técnicas y recursos literarios; siempre se agradece. Además, todos esos conocimientos de cierta forma hoy están latentes en mi quehacer. En el cuaderno Buffet delirante utilizo la caja china, juego con las mudas a nivel de realidad, los cambios de narrador…, pero también hago uso del cuento tradicional, donde el lector comienza, aparentemente no pasa nada y cuando termina dice: 'Bueno, necesito tomarme un tiempo y pensar qué fue lo que pasó realmente aquí'.

"Yo creo que esa magia, ese juego que solo permite el cuento lineal, porque cuando empiezas a jugar con el lector, le haces un cambio de narrador, una muda o le presentas una caja china, ya sabe que estás jugando un poco con él, creo que eso es algo que los escritores no podemos perder, aunque juguemos con las técnicas", apuntó.

No es la primera vez que este espirituano participa en el Portus Patris. De hecho, fue finalista hace alrededor de un lustro. "Todo premio es un indicativo, una forma de decirte que tu trabajo vale la pena, que vas por buen camino y sigas escribiendo. Es como la palmada en el hombro que te dice que tu trabajo vale. Los artistas, en su mayoría, somos animales solitarios y a la hora de crear necesitamos soledad. Eso a veces nos choca e impide hacer un poco de vida social, pero la historia te martilla la cabeza y tienes que olvidarte de todo y ponerte a escribir. Principalmente, creo en la magia de la literatura. Al obtener un premio siento que es un pago al sacrificio, al tiempo en soledad, a ese tener que reescribir un cuento 10 o 13 veces, pero siempre valdrá la pena, pues es lo que a uno le gusta hacer".

Roberto se confiesa apasionado por el realismo mágico. "Me considero su fiel alumno. Cuando el personaje se apodera de ti, tienes que dejarlo todo y ponerte a escribir. Disfrutas el proceso creativo donde lo irracional está presente. Quieres que cuando el lector lea la historia se pregunte qué pasó o no pasó. Me gusta jugar con eso y esa oportunidad te la da el realismo mágico.

"En ese sentido, mi maestro por excelencia es Gabriel García Márquez y su obra cumbre, Cien años de soledad, pero también El reino de este mundo, de Carpentier. Amo muchísimas obras; soy un fiel devorador. Incluso, sigo el nuevo boom que está teniendo el realismo mágico representado mayormente por mujeres latinoamericanas como Mónica Ojeda, Samantha Schweblin y Elaine Vilar Madruga.

"Trato de que todas mis historias tengan una pincelada de realismo mágico. No hay nada más lindo que jugar con la magia de lo real maravilloso para poderle enseñar al lector que pueden haber cosas más allá, aunque no lo crea. ¿Por qué Mackandal no puede convertirse en un animal? ¿Por qué no pueden caer flores amarillas sobre Macondo? Además, trato de jugar con la parte más oscura de la mente humana, como un buffet de los delirios. Me nutro de esa zona del cerebro que tendemos a ocultar, la parte licántropa que todos los seres humanos llevamos dentro y en algún momento termina por aflorar. Eso hice en Buffet delirante".

Al preguntarle si solo escribe prosa, el hijo de la tierra del Yayabo contestó: "Me siento muy cómodo con la narrativa. He experimentado con poesía, pero realmente la poesía es algo que respeto. Mientras un narrador tiene la posibilidad de jugar con 15, 20 o 30 páginas para crear un cuento, a veces en un poema de cuatro o cinco versos tienes que resumir esa historia. La narrativa es mi zona segura. Aún me reservo la poesía hasta que esté preparado para sacarla a la luz".  

Para él, con novelas también inéditas y otros proyectos en agenda, "la literatura es una vía de escape, la forma de gritarle al mundo, pero en silencio, de sentirme libre y regalarles a los demás esos universos que están en mi cabeza. Una vía de comunicación, una forma de decir 'estoy acá' y dejar una huella. Creo en la trascendencia de la literatura, en que siempre estará ahí como uno de los referentes más fuertes para el ser humano".

Oriundo de Cabaiguán, se confiesa orgulloso de sus raíces campesinas. Según refiere, sus dos pasiones son la Contabilidad y la literatura. "Soy profesor universitario, la parte que más me gusta de las Ciencias Contables, ese poder enseñarles a las nuevas generaciones todo el conocimiento que pueda", afirmó. Asimismo, insiste en la importancia de la superación para los inspiradores de la palabra. "La narrativa es un arte que se estudia constantemente, es como el médico que tiene que prepararse todos los días", aseguró. No en balde, esa actitud, unida a su talento, le ha hecho acreedor de lauros al estilo del Premio Bustos Domecq.  

Agradece a todos aquellos que lanzan luces a su camino, como la escritora Elaine Vilar Madruga, quien ha sido su maestra; a la AHS, por abrirle las puertas a su desarrollo profesional; a la familia que le simula el laboratorio de escritura Encrucijada y al jurado del Portus Patris, integrado esta vez por los escritores Sergio Cevedo, María de Jesús Chávez y Maikel Paneque, "por confiar y apostar en este buffet de cuentos llenos de delirios".

Finalmente, el también agasajado con el Premio Pedro Verdecie, de carácter colateral, que le otorgó en este certamen la biblioteca provincial José Martí, de Las Tunas, concluyó: "Ojalá pronto los lectores puedan degustar estos cuentos como si fueran platillos…". Ojalá, agregamos nosotros.