Las Tunas.- La ciudad de Las Tunas volvió a vibrar con el diálogo silencioso y profundo de la materia convertida en forma. La apertura del Salón de la XIII Bienal de Escultura no solo enalteció el bien ganado título de Capital de la Escultura para este territorio, sino que sirvió como solemne y merecido homenaje al aniversario 40 de la Comisión para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria y Ambiental (Codema).

El evento, una cita impostergable para el arte tridimensional cubano, se distingue, en esta ocasión, por una atmósfera de voluntad, hermanamiento y trabajo en equipo entre los creadores. Cada pieza, concebida con manos ágiles y constantes, pareció emerger de un espacio donde la magia y el realismo convergieron para establecer una profunda comunicación con el público.

Una veintena de obras, rubricadas por 16 artistas, dan aliento a la propuesta. La muestra se caracteriza por la audacia técnica. Los escultores utilizaron el metal y otros materiales de manera expresiva, para cargar sus discursos con un potente juego de volúmenes, texturas y relieves. Las obras invitan al espectador a una reflexión estética.

Más allá de la exhibición, la XIII Bienal de Escultura se consolida como un espacio fundamental para esta vertiente artística. En un momento donde la cultura requiere nuevas miradas, el evento se erige faro, que propuso ideas renovadoras y sostenibles.

Hasta enero próximo continuarán las actividades de la Bienal.