Las Tunas.- Tomás Escobar Ávila figura entre los tuneros más premiados en certámenes literarios durante el 2025. Los premios Calendario, Mangle Rojo, Fundación de la Ciudad de Matanzas y la Beca de Creación Eliécer Lazo, conquistados este año, evidencian cómo madura su obra, a pesar de ser joven y llevar poco tiempo desandando el camino de las letras.
A Tomás no le gustan mucho las entrevistas, pero 26 no podía pasar por alto la oportunidad de felicitarlo y dialogar un poco sobre esos resultados y otros tópicos interesantes. “He sido afortunado -comienza. Siempre he pensado que el premio no debe ser nuestro principal móvil en cuanto a creación literaria. Por supuesto, es parte del proceso y me hace feliz.
“El Calendario lo obtuve con Reconstrucción del paisaje, que se apoya en el kintsugi, una técnica de restauración de la cerámica japonesa. El libro es una especie de viaje de reconstrucción, donde los poemas, como pequeños fragmentos, se van uniendo para hablar sobre la pérdida y su afrontamiento. Luego obtuve el Premio Fundación de la Ciudad de Matanzas con Lobotomía, que versa sobre el pensamiento y la capacidad para transformar al hombre.
“También en la Atenas de Cuba obtuve la Beca de Creación Eliécer Lazo con el cuaderno Diadema antillarum, que es el nombre de un erizo tropical; el libro deviene un rejuego para demostrar que la dureza y la fragilidad pueden coexistir, una especie de analogía entre el hombre y otra especie, pues siempre he creído que hay más puntos en común que diferencias.
“El Mangle Rojo, por su parte, me sorprendió mucho. Lo gané con Ambigua arquitectura de la pérdida, uno de mis libros más personales. Es un recuento de cosas que he venido perdiendo en los últimos años, un cuestionamiento sobre qué forma tiene ahora esa pérdida y cómo veo el duelo familiar”.
Tomás tiene publicados hasta la fecha Una línea de mercurio, por la editorial Primigenios, y La humana sobra del pez, por Cristálida Ediciones, en Canadá. Sobre este último, especialmente, le alegra sobremanera que cuenta con un “increíble prólogo” que realizó Roberto Manzano. Asimismo, posee una pequeña analecta llamada Línea blanca, a cargo de Ediciones La Luz.
Sobre sus proyectos actuales comenta: “Le he dedicado mucho tiempo a la poesía, el espacio donde me he sentido más cómodo, pero estoy trabajando en un libro de cuentos titulado La mano y el temblor, así como en proyectos de literatura infantil”.
Tomás no es el único joven tunero con lauros significativos, pero cada resultado cuenta. La tradición literaria de nuestra provincia y el público, amante de obras sustanciosas, lo agradecen siempre.