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Profe Hugo Foto Tomada de Radio Rebelde

Las Tunas.- En su casa en Las Arenas, municipio de Majibacoa, absorto mirando al cielo cargado de estrellas, permanecía, de niño, Hugo Celso Pérez Rojas. Las preguntas le hacían ascender hasta aquel espacio desconocido y fascinante. ¿Qué había allí, además de lo evidente y visible a los ojos? ¿Cuáles son las estrellas y cuáles los planetas? ¿Por qué resplandecen?...

Fue la curiosidad la que lo llevó a leer con fruición aquel libro titulado El universo y el motor impulsor de su vocación hacia las ciencias; un mundo que, finalmente, comenzó a descubrir en el Bachillerato cuando la Física y las Matemáticas se le revelaron ideales instrumentos para entender la naturaleza y el lugar de la humanidad en el inconmensurable universo.

Tantísimos años después, con una vida consagrada a este ámbito del saber y una extensa, prolífica y fructífera hoja de servicios, cuyo capítulo más reciente es el recibimiento del Premio Spirit of Salam 2023, este científico cubano no deja de hacerse preguntas, plantearse teorías, hacer práctica sus ideas… y de estudiar e investigar.

Desde su hogar, en la capital del país, el hijo de Las Tunas se confiesa aún un poco sorprendido por haber obtenido el reconocimiento conferido por el Centro Internacional de Física Teórica (ICTP), fundado por Salam Mohammad Abdus Salam (1926-1996, físico teórico pakistaní, Premio Nobel en 1979 e impulsor de estos saberes en los países en desarrollo), al igual que la TWAS o Academia Mundial de Ciencias. El ICTP y la TWAS conforman una pequeña “ciudad de la Ciencia”, a la entrada de la localidad italiana de Trieste, a orillas del mar Adriático.

“Entiendo que han querido premiar mi trabajo en la organización de actividades que fomenten el desarrollo científico de jóvenes investigadores. En Cuba me correspondió una tarea parecida a la de Salam. Y es que, cuando concluí el doctorado en el Instituto de Física P.N. Lebedev de la Academia de Ciencias de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) llegué con el propósito de contribuir a la preparación de personal nacional y de Latinoamérica en ciencia moderna y métodos modernos; de esta manera, constituimos un pequeño grupo y promovimos que otros colegas físicos teóricos obtuvieran también el doctorado en ese instituto europeo.

“Así empezamos a desarrollar actividades de estudio e investigación y logramos atraer la participación de profesores de los institutos pedagógicos de Manzanillo (Granma), Matanzas y Pinar del Río, en ciclos de conferencias para su entrenamiento.

“Luego, esta idea de llevarlos hasta un panorama avanzado de la Física prosiguió con graduados de la especialidad en la Universidad de La Habana. Actualmente, tenemos un grupo de investigación modesto, pero que goza del respeto de la comunidad científica local y extranjera. Tratamos de dar lo mejor de nosotros y crecer. Hemos organizado conferencias internacionales que sirven no solo para dar a conocer nuestra labor, sino además, para vincularnos con lo que se hace en otros países, particularmente el mundo desarrollado”.

A sus 86 años de edad, el profesor se mantiene activo como miembro de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) y del Instituto de Cibernética, Matemática y Física (Icimaf), institución líder en la Mayor de las Antillas en el desarrollo de investigaciones básicas y aplicadas en estas materias. “Trabajamos en la teoría cuántica de campos que nos conduce a las profundidades del átomo y del núcleo atómico, cuyos componentes, protones y neutrones, están compuestos de otras partículas llamadas quarks.

“Las investigaciones experimentales en este campo se hacen en laboratorios de otras naciones, mediante aceleradores de partículas. Estas indagaciones han llevado inesperadamente a desarrollar aceleradores que sirven para impulsar el avance de tecnologías quirúrgicas en pos de realizar, por ejemplo, operaciones de tumores cerebrales, pues es posible concentrar haces de partículas en regiones muy pequeñas, lo cual permite destruir tumores sin afectar la parte sana que los rodea.

“De esta forma, algo que parece totalmente alejado de la realidad resulta un instrumento para ayudar en la cura de un problema de esa naturaleza”, destaca Pérez Rojas, quien subraya, a su vez, que las Ciencias Básicas no tienen una aplicación a primera vista, sino que su aporte resulta a más largo plazo y a veces de manera indirecta. Esos alumbramientos, enfatiza, solo resultan tras un largo tiempo de gestación.

Habla de lo colosal que es el cosmos y del ínfimo espacio que ocupa el género humano y nuestro planeta; lo hace, mientras ilustra los estudios de su colectivo acerca de la relatividad general, la Astrofísica y la Cosmología. A veces pareciera que conversa de cosas abstractas; sin embargo, nada más alejado de la realidad.

“La Física es la ciencia objetiva por excelencia y ofrece una visión clara de nuestra posición en el universo y ayuda a comprender y solucionar problemas de la cotidianidad”, expresa en un diálogo lleno de puertas abiertas a temas tan disímiles como la Física Cuántica, la visión social de los científicos, la urgencia de una cultura al respecto entre la población, el impacto económico de la inversión en este campo y la comunicación de la ciencia.

En tanto lo escucho dialogar de la necesidad de acercar nuestra infancia y juventud a este mundo, a veces contraintuitivo y siempre maravilloso; mientras conversa de su libro Conceptos básicos de la Física (Basic Concepts in Physics), lamentablemente no publicado en Cuba, pienso en algo que pudiese parecer muy poético y que, en esencia, tiene un sólido peso científico, como expresó Carl Sagan: “Somos polvo de estrellas”.

Sí, eso somos, que lo diga Hugo Celso, uno de esos héroes anónimos de la ciencia, que demuestran que las utopías de ayer pueden ser realidades tangibles hoy.