Las Tunas.- Que Ernesto Parra y Teatro Tuyo se van de Las Tunas es un rumor con ribetes de certeza que inició en las redes sociales y se va abriendo paso en los diálogos de la ciudad por estos días.
Y, aunque no han salido "los Tuyos" a negar o confirmar desde sus espacios oficiales, a esta reportera se le antoja el suceso una jugada cantada, quizás porque los ha escuchado hablar de sus dolores sin tapujos y perseguir sueños, como el poeta, "a mano y sin permiso" durante años.
Que muchos locos bajitos lo seguirían en cualquier aventura que Papote propusiera resultaba asunto que también venía, como recta al medio. Eso, por muchas razones, entre las que destaca el acompañar los pasos de alguien que trabaja y conquista por puro amor al arte en tiempos de repliegues.
Y que con él se nos irían, además de muchas cosas espirituales, otras tangibles como la Escuela Nacional de Clown, los talleres para niños y el esplendor de un local que deberá cambiar de nombre (por decir lo menos) … resulta tan triste como ¿previsible?
Razones aparte y a sabiendas de que sumergirme en ellas me obligaría a hurgar en una herida abierta, desgarradoramente expuesta y repleta de matices, como la vida toda, prefiero apostar en estas líneas por las lecciones que el posible adiós, todavía en marcha, nos va dejando.
Espero que el artífice y los "Tuyos" no se ofendan si los "uso" como suerte de punta de lanza. Porque si ellos se van, quedan otros y, con los otros, quedamos nosotros, los públicos, los artistas, los de salas oscuras y espacios maltrechos.
No es la primera vez que 26 aborda la dura realidad de las artes escénicas tuneras y la confabulación de verdades que tienen a la cultura por acá en planos segundones.
Temas estos que no responden, necesariamente, a la etapa tan compleja que nos ha tocado vivir en los últimos tres años, pues se ha ido sedimentando como enfermedad a la que todo el mundo ve, de la que está claro el diagnóstico, pero cuya cura depende de lo que delegamos en el otro.
He leído mucho, desde ayer, en las redes sociales sobre Teatro Tuyo y su adiós a Las Tunas. Pero fue Alberto Estrada, desde su cuenta en Facebook, quien puso, a mi juicio, el dedo en la llaga.
"Destruida está la sala Raúl Gómez García -sin escenario-, obligando a un colectivo a cambiar su estética. En posibilidad de derrumbe se encuentra el cabildo San Pedro Lucumí, con peligro para la vida de los artistas; inhóspita está La Pérgola, sede de la compañía Huracán Mágico, muchachos que mantienen el evento más grande del país de esa manifestación. Pronto no tendremos Guiñol, folclor y mucho menos magia".
El destacado experto, biógrafo además de la obra de Teatro Tuyo, ha vivido el esplendor y la debacle del arte escénico tunero. Y como él, esta reportera, que igualmente ha tocado el asunto demasiadas veces ya como para exponerlo nuevamente, quisiera escuchar respuestas.
Pero no esas habituales que hablan de presupuestos reducidos (algo que no debe cambiar a corto plazo en Cuba), del "esfuerzo colectivo y los planes de contingencia", sino las que expongan soluciones reales, cercanas; porque eso necesitan nuestros hijos y hasta el alma de nosotros mismos. Si otras provincias lo han logrado, ¿por qué Las Tunas no?
¿Qué vamos a hacer todos, juntos, para que detrás de Teatro Tuyo no se nos vayan los artistas que habitan la 'Blanquita Becerra', los profesores de la Escuela de Arte, los muchachos recién graduados que no encuentran asideros para defender la cultura desde este Balcón?
¿Quiénes y cómo van a liderar la cruzada por el rescate de instituciones desde el apego y la emoción? ¿Es que vamos a permitir que una nube como esta no sacuda, de verdad, al arte escénico en Las Tunas?
