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Las Tunas.- Garantizar la alimentación de las 533 mil 224 personas residentes en la provincia de Las Tunas -según el cierre estadístico del año 2020- se dice fácil. Pero, detrás de esa cifra y de las necesidades actuales hay muchísimas horas de trabajo sostenido e intenso.

A veces, los resultados son pequeños ante tantos obstáculos que aparecen, aunque los mayores de todos son de larga data y responden a la mala calidad de estos suelos y a la poca lluvia que cae del cielo, al punto de ser este uno de los territorios más secos del país.

¿Nos hemos adaptado a eso? Sí. Desde cierto punto de vista, sí. Los agricultores y ganaderos han buscado soluciones como abrir pozos, usar molinos de viento, hacer tanques y otros reservorios de agua, represar los ríos y trasladar los animales a sitios con mejores condiciones.

Pero, cuando se cree que ya se tiene al toro por los cuernos y que ahora solo será producir, aparecen nuevos fenómenos. Durante el gobierno del expresidente Donald Trump se dieron varias vueltas de tuerca a las medidas de restricción económica que ya nos asfixiaban. Por consiguiente, llegó una situación coyuntural que se prolongó más tiempo y que ha reducido las asignaciones de combustible para roturar la tierra, fundamentalmente. Luego, Cuba y el mundo han sufrido largos meses de crisis económica y sanitaria por la pandemia de la Covid-19.

¿Habrá que rendirse ante esas circunstancias y cruzarse de brazos? Claro que no, porque en las acciones que se acometan está la clave de la soberanía alimentaria. Entonces, a sembrar y cosechar. A criar animales y a aprovechar las carnes, leches y huevos.

¿Será fácil? Por supuesto que no. El país ha reducido al mínimo la importación de piensos industriales, medicinas de uso veterinario, fertilizantes químicos, herbicidas, sistemas de riego, plaguicidas, maquinaria y piezas de repuesto, insumos, semillas y otros recursos.

Para superar esa situación, algunos se producen aquí. Con otros se aplica la ciencia, la innovación y la tecnología. Lentamente; pero avanza en la siembra de alimento animal, la obtención de semillas nacionales y crecen las áreas cultivables.

A menores rendimientos por tantas carencias, más extensión sembrada. Esa es la decisión en los ocho municipios tuneros, donde paulatinamente el marabú va cediendo sus habituales espacios porque -como reza el lema del Día Mundial de la Alimentación del 2021- “Nuestras acciones son nuestro futuro. Mejor producción, mejor nutrición, mejor medio ambiente y una vida mejor".

Súmese la protección de los suelos y, especialmente, la fábrica de Ecomic que está por abrir las puertas en la comunidad de Becerra, del municipio cabecera. También la creación de 10 minindustrias y 82 microindustrias artesanales, destinadas al procesamiento y la conservación de vegetales.

Además, el Gobierno cubano dictó un amplio paquete de medidas, 63 exactamente, para dinamizar las producciones agropecuarias y van desde nuevas formas de comercialización hasta el incremento de los precios de la leche y la carne, pasando por la autorización del sacrificio de ganado mayor siempre que se cumpla con el incremento de la masa.

En fin, para que haya comida hace falta voluntad y es posible por aquello que dijo el Héroe Nacional José Martí: "Si el hombre sirve, la tierra sirve". Ejemplos hay muchos, en todos los rincones de este terruño, agotados por el sol, sedientos, azotados por los insectos, pero con la espalda doblada, la mirada en el surco y firmes en sus propósitos.