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Las Tunas.- Un escritor siente los estertores de la realidad, los lleva a la hoja en blanco y esta, cuando menos se imagina, le devuelve en méritos. Carlos Esquivel bien lo sabe; su talento le ha granjeado premios nacionales e internacionales, una treintena de libros publicados y la aparición en antologías y revistas. El más reciente lauro fue en el concurso Hermanos Loynaz, en el género de cuento.


El cuaderno vencedor invita a descifrar el enigma desde el mismo título: La literatura cubana es un cuento chino. Al decir del autor, el texto “intenta desacralizar algunas zonas impenetrables de la literatura nacional, solemnizadas por un curso epopéyico abrumador, por distancias de cualquier tipo. Son textos corrosivos, piezas explosivas, que introducen a muchas de esas celebridades de las letras en Cuba y las sitúa en un contexto muy diferente. Sin embargo, también hay pleitesía, homenaje”.

Este volumen será publicado por la editorial Hermanos Loynaz, de Pinar del Río, por donde saliera igualmente La segunda Isla, poemario de Carlos que ganó en la misma lid, pero en el 2003; y hace un par de calendarios su novela Los elefantes las prefieren rubias.

Aunque ha sido un año muy difícil en todos los ámbitos y para todos, Esquivel publicó en Panamá su novela H y la sexta edición de Los epigramas malditos, además de 90 minutos, en Estados Unidos. Incluso, tiene varios libros en proceso editorial en Cuba y el extranjero, entre los que se encuentra Industriales contra Yanquis de Nueva York, la primera novela beisbolera escrita en la Isla.

“Acabo de terminar una novela sobre Angola, sobre mi experiencia en los días de guerra, y escribo dos más. La narrativa anda más cerca que la poesía en los últimos meses, pero ya repondrá su imponente espacio dentro de mi oxígeno literario. Me gusta que mis textos salgan a combatir. Siempre tiene que haber pelea dentro de ti, después hacia afuera. Que la literatura llegue a ser -más allá de todo tiempo imposible- la que nombre las cosas, las esenciales al menos.

“Yo creo que la literatura necesita referenciar sobre contextos culturales y sociales. Debe permitirse, y permitirnos, agujerear esas infladas configuraciones del vacío cultural y social”, apuntó el prolífero escritor.

También en el concurso Hermanos Loynaz, el tunero Alexánder Jiménez del Toro obtuvo una mención, pero en poesía, con el cuaderno Animal estacionario.

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