Las Tunas.- Cuando el ardiente sol azota las jornadas del Balcón del Oriente Cubano, la guarapera Eladio Infante matiza las cálidas temperaturas con el aderezo de un refrescante jugo de caña, en una rutina tradicional para los vecinos de la reconocida calle Joaquín Agüero de esta ciudad.

El guarapo, como de manera popular también se le conoce, se mantiene como uno de los líquidos de mayor preferencia entre los tuneros, sin embargo la "Eladio Infante" es una de las pocas que conservan esta patrimonial costumbre.

Aida Labrada Pupo, dueña del negocio, dijo a la Agencia Cubana de Noticias (ACN) que sostienen un contrato con la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Eladio Infante para el suministro y la transportación de la caña, disposición que les permite el mantenimiento de las ventas durante todo el año.

Aunque en ocasiones tenemos fallas con el traslado, buscamos las vías para hacerlo por medio de carretoneros que, a pesar de ser a un mayor costo, nos garantizan la continuidad de la elaboración, puntualizó Labrada Pupo, quien por más de 15 años lidera las ventas de la criolla bebida en la ciudad capital.

No obstante, otras homólogas de estos servicios no siguen sus pasos y solo de manera intermitente expenden el jugo, en sitios donde la afluencia de público solía respaldar el apego de los lugareños al emblemático néctar.

Desde la guarapera Aurora, en la comunidad de igual nombre, su representante Yanelis Pérez comentó a la ACN que la baja reserva de materia prima se mantiene como el principal obstáculo para la comercialización, además de la saturación de los suelos por las lluvias durante el periodo húmedo que retrasan el corte de la caña.

En ocasiones tenemos que cerrar por más de una semana, agregó Yanelis, porque las CCS no satisfacen la demanda que tenemos de la caña; a veces la problemática está en el transporte y no buscamos otros medios porque nos cobran demasiado y debemos mantener el precio topado a 5.00 pesos por 232 mililitros.

Recuerdo que todos los días en el horario de almuerzo llegaban personas de varias partes y en su mayoría pedían el guarapo, a pesar de la existencia de otras bebidas como refrescos y maltas; es una pena que se pierda esta costumbre, refirió un poblador del reparto Aguilera, donde hoy la existencia de guaraperas es una utopía.

Otro entrevistado por la ACN que vivió aquí durante la década del 50 del pasado siglo significó que las guaraperas pululaban por toda la ciudad, sin embargo, ahora cuando se llama a aportarle mayor alimento a la población, prácticamente no existen, incluso --agregó el interlocutor-- he tomado guarapo en La Habana, claro a 20.00 pesos el vaso normal.

Si bien la carencia de combustibles para la transportación y la poca disponibilidad de proveedores es hoy una realidad que empaña estas prácticas, la guarapera de Aida Labrada y algunas otras como la de la calle 39 y El Crucero de la "Aquiles Espinosa", evidencian la posibilidad de concretar y salvaguardar las ventas de ese líquido, que forma parte ineludible de la idiosincrasia tunera y de la cultura nacional.