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Yoelkis Cruz

Las Tunas.- Una de las imágenes más impactantes de aquellos días inolvidables en los que los Leñadores lograron su primer título nacional fue la de un niño, aparentemente solo, arrodillado en una acera a la salida de la ciudad de Ciego de Ávila, mientras pasaba por allí la caravana que trasladaba hacia Las Tunas a los nuevos campeones de Cuba.

Justo en el momento que transitaba frente a él el autobús de los peloteros tuneros, el pequeño extendió sus brazos al cielo con un cartel en el que podía leerse: "Yoelkis Cruz, que Dios te bendiga". Más de tres años después, aún resulta imposible recordar ese momento sin que aquel gesto tan simbólico nos emocione otra vez a todos los que lo vivimos.

El lanzador tunero, que ha llevado su fe a la par de su dedicación total al béisbol, había sido figura clave en la corona conquistada por el equipo de Pablo Alberto Civil. En calidad de cerrador de emergencia, Cruz había desactivado las fuertes tandas de los Tigres de Ciego de Ávila, en la semifinal, y de los Azucareros de Villa Clara, en la disputa del campeonato.

Con él sobre el box del estadio Augusto César Sandino se produjo aquel último out, un rodado de Wílliam Saavedra capturado por Jorge Enrique Alomá para hacer realidad lo que hasta ese momento parecía aún nada más que un sueño.

El muchacho, que había nacido en Gamboa y nunca imaginó terminar convertido en uno de los más grandes lanzadores en la historia del béisbol tunero, vivió ahí el momento cúspide de su carrera. Una trayectoria que lo ha llevado a romper el récord de triunfos en series nacionales para un serpentinero de Las Tunas y que le permitió vestir en más de una ocasión la camiseta de distintos equipos Cuba.

Es el mismo Yoalkis Cruz que anda ahora en horas bajas, afectado por una lesión en su brazo de lanzar, mucho más complicada porque se empeña en retar al tiempo y se acerca a los 43 años de edad.

Este miércoles, ante los Vegueros de Pinar del Río, el diestro tunero vivió otra mala salida, que deja abierta la escena a tomar una decisión por parte del colectivo técnico de los Leñadores. El equipo necesita estabilidad en su staff de abridores y quizás un nuevo cambio de rol sea lo más adecuado. Eso, en todo caso, será una decisión de los técnicos.

Pero, mientras se produce ese análisis, no hay que olvidar de dónde vienen Yoalkis y el equipo en este lustro inmejorable para el béisbol tunero. Por eso resulta incomprensible que, en estos tiempos de redes sociales, la gente suela confundir su libertad de expresión con darle rienda suelta a la ingratitud y a la falta de respeto hacia una verdadera estrella de la pelota local.

Todos ellos harían bien en mirarse al espejo y recordar la imagen de aquel niño y su cartel elevado al cielo.