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Agricultor tunero Javier Espinosa Escobar

Las Tunas.- La Fruta Bomba es el nombre de la finca en la que Javier Espinosa Escobar se dedica a la siembra de frutales y diversificada con cultivos varios. Son poco más de cinco hectáreas que constituyen un remanso en el que este hombre culto en las labores agroecológicas encuentra la paz de cada día, a pesar de los mosquitos, el sol abrasador y la dura labor en el surco.

Es un área que incita a recorrerla, a admirar los cultivos, las matas de coco que parecen saludar al visitante y le brindan su agua fresca, rica en minerales y agradable al paladar; a tomar algún limón persa, grande y verde, guayabas, cerezas. Más allá, un poco más lejanos, maíz, plátano burro, boniato... 

"Nosotros aprovechamos el intercalamiento y la asociación de cultivos para obtener mayores rendimientos en pequeñas áreas, y al mismo tiempo cosechar una variedad de productos".

Javier Espinosa Escobar1

Ante la sequía, las plagas y la falta de fertilizantes, Javier, como especialista en Agroecología de la Delegación de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños en Manatí, estudia los suelos, que en su caso ya se los sabe de memoria.

"Cada productor debe conocer su terreno, cuáles son sus propiedades físicas y químicas, y sobre esa base trabajar siempre con la Agroecología, que es fundamental porque le brinda al campesino las alternativas como el uso de la tracción animal, los abonos orgánicos, los biopreparados sustentados en productos que puedan controlar las plagas y enfermedades".

Es esta una finca familiar, y eso tiene sus ventajas, porque "entre mis hermanos y mis sobrinos nunca han existido problemas de ningún tipo. Nosotros por acuerdo nos dedicamos a entregar las producciones al Estado, a la placita y los puntos de venta de la cooperativa, la minindustria y al consumo social del municipio de Manatí, y eso nos satisface".

Además de la atención de su finca, perteneciente a la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Gonzalo Falcón, Javier labora intensamente como especialista, para lo cual ha conformado un grupo de facilitadores en las demás formas productivas del municipio; y a través de ellos se desarrollan intercambios de experiencias con los productores y reconocen a las fincas que más se destacan en la actividad.

Por todo ello, Javier es feliz en "La Fruta Bomba", esa finca que le da y le quita el sueño, en la que se siente a plenitud a pesar de la dureza del trabajo en el campo, las plagas de mosquitos y el sol que abrasa en cada jornada.