Las Tunas.- Uno, dos, tres... Se abre el portón de la casa familiar y los niños se despliegan en el juego más franco de las risas, los correteos y la osadía de soñar con ser grande. Uno quiere ser bombero, otro policía, otra maestra, pero para Julio Antonio una sola senda le hace agrandar el desespero de la infancia: "Yo quiero ser médico". Y tanto y con tanta fuerza que no hay camisa blanca que se le escape ni jeringa que no quiera poseer, ni mal que ya no intente curar.
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Ahora, con 26 años de edad bajo la bata blanquísima, rememora aquel sueño viejo que aprendió a buscar. Recuerda cómo miraba desde lejos a los doctores, como quien quiere copiar la pose y aprender de ese lenguaje técnico que desinfló tantas veces a su corta edad. En estos días, Julio Antonio Esquivel Tamayo se va acercando al hombre que quiso ser, pero no contó con los retos grandes que le nacieron en el camino.
Se despidió de la Universidad de Ciencias Médicas en el 2022. Todavía están recientes las fotos de la graduación, el orgullo de la familia, la alegría de los amigos y su convicción de querer salvar vidas.
Por el trillo que dibujó desde niño ha ido con mucho empeño. Fue el mejor graduado de la carrera de Medicina en su año, con la Condición Movimiento de Vanguardia Mario Muñoz Monroy y Premio al Mérito Científico. Un brillo de humildad se le despega del diálogo y sabemos que allá dentro de la palabras hay una "costra" de orgullo y sacrificio.
Varias publicaciones en revistas científicas fueron anunciando el galeno que sería. Sin grandes pretensiones de ser cirujano o realizar operaciones a corazón abierto. Desde el calor de la comunidad, de los adultos mayores, de la pluralidad de los barrios en la Cuba de hoy, supo que su pasión era la Medicina Familiar; y por más que intentaron disuadirlo, ese ha sido su futuro.
"Comencé a investigar en la carrera sobre enfermedades y fenómenos puntuales, que tributan a la calidad de vida de los tuneros. El mérito que les veo es que todas están relacionadas con mi profesión y mi consultorio.
"Mi vida, como la de todo estudiante de Medicina, fue bien fuerte, pero pude participar en muchos eventos investigativos, lo que me permitió nutrirme de habilidades indispensables para buscar respuestas a los principales problemas que veo desde mi buró, en los hogares, en la provincia".
Julio Antonio en la actualidad es residente de tercer año de Medicina Familiar (Medicina General Integral) y se desempeña en el Consultorio Médico 16 GBT 1, del policlínico docente Manuel Fajardo Rivero. Es fácil abordarlo en la mañana de camino a la consulta, luchando con las prisas, pero siempre cortés y con las ganas de ayudar.
"El proceso no ha sido sencillo" -cuenta entre risas. Sus años de Universidad estuvieron marcados por la mayor ola migratoria que ha caracterizado la realidad cubana. La crisis económica echó garra no solo a los insumos médicos, también al combustible para el transporte urbano, al plato fuerte en la mesa del hogar para que "el niño se alimente bien", a los zapatos, la ropa, el dinero en el bolsillo. Se llevó, igualmente, las aspiraciones de muchos jóvenes, sus amigos, un poco más al norte.
Ante nuestros micrófonos, asiente que sí, que vio a muchos compañeros posponer o desechar sus ganas de convertirse en galenos. A algunos de ellos los reencuentra ahora en las redes sociales, posteando paseos a Disney World y compartiendo nostalgias porque los afectos son más grandes que las decisiones.
Claro que es consciente de que escogió una profesión de 24 horas, que el salario no alcanzará para llegar a fin de mes, que tendrá que dar de sí mismo y la superación le robará madrugadas, fines de semana, días feriados. Por supuesto que sabe que hay caminos más fáciles y mejor remunerados, pero allá dentro aún le puja el niño que siempre quiso ser doctor.
Su carrera también tiene el sello de la covid-19, de la urgencia de socorrer a los demás por más que el miedo se haga real y cobre vidas, ahí, a metros del uniforme blanco y azul o el pijama verde. Cuenta que en esos dos años creció más de lo que había considerado posible.
"No escogería otra profesión, aunque esta trae consigo una carga de trabajo bastante significativa; y se debe a que el médico de familia tiene que llevar de manera integral la prevención en salud, la promoción de salud, la curación de las enfermedades y la rehabilitación. Me duele que algunos piensen que hemos perdido un poco el humanismo. Ser médico es ante todo un acto de humanismo, una decisión de por vida.
"Vivimos tiempos complejos, todos, pero hay que depositarle mucho amor y empatía al trabajo diario. Desde que uno viste la bata blanca se debe a los pacientes y hay que ponerle esmero al trato especialmente a niños, embarazadas, adultos mayores y, por supuesto, a todos los pacientes sanos y enfermos, o que presenten algún riesgo del área de Salud.
"Trato siempre de mantener el trato cordial porque una buena relación médico-paciente permite que podamos resolver la situación de salud que tengan. A pesar de que son difíciles los tiempos actuales, constantemente hay que tratar de que el paciente logre solucionar su problema".
LOS SUEÑOS QUE NO TERMINAN
Su espacio no solo se limita al consultorio, también imparte clases y es profesor instructor de la Universidad de Ciencias Médicas de Las Tunas. Está orgulloso de poner su sello en prácticamente todas las aulas de la carrera de Medicina, fundamentalmente en el segundo año.
Le ronda otro sueño que se vuelve posible, está en proceso de obtener la categoría siguiente (profesor asistente). Ese es su proyecto más cercano.
Los días le siguen resultando muy cortos porque ha comenzado el Doctorado en Ciencias Básicas, Preclínicas y Clínicas en la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Cuenta que los encuentros le recuerdan el estudiante que fue y lo retan a estudiar más, a ponerse a la altura de tamaños profesionales que tiene como ejemplos.
Con el doctorado le nació la pasión más reciente y ha supeditado sus rutinas a la investigación que lleva a cabo todos los días, relacionada con la prevención de las enfermedades neurológicas, específicamente de la demencia tipo alzhéimer.
"Pretendo obtener un modelo predictivo basado en factores de riesgo que tiene la población cubana actual y de ahí su importancia: poder identificar a personas en la población cubana con edades entre los 45 a 65 años y que tengan condiciones de en 20 o 30 años desarrollar la demencia.
"Sentí la responsabilidad de investigar el tema porque la población cubana está bastante envejecida y los casos de demencia y, sobre todo, de alzhéimer aumentan con la llegada de cada nuevo calendario.
"Esta es una enfermedad incurable por el momento. Por lo tanto, desde la Atención Primaria, con esta investigación proponemos identificar a aquellas personas que tienen un mayor riesgo, modificando estas condiciones para que la probabilidad de padecerla o sus formas más graves sea la menor.
"No me veo haciendo otra profesión que no sea la Medicina. Me encanta ser médico y no es por la condición social o el prestigio, sino por la responsabilidad de interactuar con los pacientes y mejorar su estado de salud. No hay dinero que iguale eso".
CURAR Y ANIMAR, Y TAMBIÉN VICEVERSA
Hay un momento del día en el que el galeno se despoja de la bata blanca y se cuela hecho voz a cada hogar tunero. Asegura que esa pasión le nació un día y ha sabido cultivarla, sin interferir en su propósito primero.
Hay quienes lo ignoran, pero también soy locutor en la emisora provincial Radio Victoria. Un escenario muy diferente y gratificante.
"Mi familia tiene un papel importante en todos esos proyectos que acaricio. Sobre todo mis padres, que son maestros. Le doy gracias a Dios por ellos y porque siempre estuvieron conmigo, han sido parte de todo lo que ha pasado con el Julio médico, con el Julio locutor, con el Julio profesor... Le agradezco mucho a Dios porque ellos han servido de ejemplo para que yo sea la persona que soy hoy.
"También he tenido la oportunidad de vincular la Medicina y la locución en la emisora. Tengo un espacio los miércoles en la mañana, en el que fundamentalmente se tratan temas de la Medicina Natural y Tradicional o de la prevención de algunas de las enfermedades más comunes que tiene la Atención Primaria de Salud".
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Cuando le comentamos que la suya era nuestra entrevista en homenaje a todos los galenos por el Día de la Medicina Latinoamericana, no estuvo de acuerdo. Julio Antonio piensa que es demasiado joven, que muchos otros merecen la semblanza. Pero allá, debajo de su garganta, hay una pasión por la profesión que es el homenaje más bonito al oficio de salvar vidas, y hacerlo desde el corazón, con las sombras de los tiempos actuales.