Imprimir
Visto: 1912

Yuniesky Verdecia Ávila
Las Tunas.- En la periferia de esta ciudad, rumbo oeste, radica la unidad empresarial de base (UEB) Las Catalinas, perteneciente a la Empresa Flora y Fauna de la provincia de Las Tunas, un sitio que asombra a los visitantes por los numerosos proyectos que desarrolla el colectivo.

Además del portón, la entrada está flanqueada por Pedro Rodríguez Rojas, un hombre que llegó hace pocos meses, con más voluntad que esperanzas, para asumir la responsabilidad de director de la UEB y estremecer a la gente y a los procesos productivos.

Pedro Rodríguez Rojas"Las cosas están saliendo bien. Aquí somos 86 trabajadores y aunque cada uno tiene su misión específica, todos hacemos lo que haga falta. Lo importante es producir y que podamos garantizar el salario, los alimentos de los comedores obreros y lo que se les vende para ayudar a las familias.

"La unidad está integrada por cinco fincas, una dedicada a la siembra de viandas y otra a la de hortalizas. También atendemos el criadero de avestruces, el club gallístico y la última tiene una cochiquera, naves para la crianza de gallinas y conejos, además, plantaciones de piña y guayaba".

Los resultados nacen del esfuerzo individual y por eso Yuniesky Verdecia Ávila se siente satisfecho. Está al frente de la nave de porcino, en la que crece un centenar de cerdos, entre adultos y crías, con la incorporación paulatina de ejemplares de capa oscura, más resistentes a las enfermedades.

"Cada día llego temprano, desde antes de la salida del sol, y dedico todo el tiempo a los animales, especialmente a la preparación de sus alimentos alternativos, que es lo que más nos ocupa, así como a la higienización constante de todas las cochiqueras.

"Aquí tenemos un molino y eso acelera la elaboración de la comida. Muelo caña de azúcar y la mezclo con restos de pescado cocinado y con yuca. Las demás horas del día los cuido y estoy pendiente de todos los detalles, sobre todo de su descanso porque el puerco tiene que dormir para que convierta rápido".

Igual de orgullosa está Mayulis Mora Mendoza, encargada de la nave de cunicultura y una mujer independiente que cree en el trabajo honrado como vía para sustentar a la familia. Y más que eso, se siente útil por lo que hace y le regocija que su esfuerzo no sea en vano.

"Tengo seis horas diarias con los animales y dos para la atención a sus alimentos. Cuando llego, limpio las áreas y lavo los bebederos. Luego me incorporo a picar el forraje, que lo tengo aquí mismo. Les doy caña molida y lo que les cosecho de mis sembrados, plantas proteicas, rejos de boniato y King Grass.

"Los días de apareamiento vengo más temprano, pues debe ser con la fresca; o en la mañana o al atardecer. Las hembras tienen un ciclo reproductivo de un mes y a los 26 días se hace el destete. En total atiendo a 32 animales adultos y 10 crías".

En "Las Catalinas" también se prioriza la producción de huevos mediante la crianza de aves Leghorn y semirrústicas, labor a la que se dedica José Domínguez Batista, un trabajador consciente de que la aplicación de diversas alternativas alivia las carencias de recursos materiales.José Domínguez Batista

"En una nave tengo 37 gallinas blancas y en la otra hay 72 polluelas coloradas. Aquí todo se hizo con mucha voluntad y pocos recursos. Por ejemplo, buscamos soluciones con mangueras y otros recursos para darles agua a las gallinas y lo mismo ocurre con la alimentación.

"En el mejoramiento de los indicadores productivos ha sido determinante la garantía de una nutrición rica en proteínas. Hicimos un larvario en el que usamos cabezas de pescados. Se dejan descomponer durante varios días y luego les suministramos esas larvas. Los resultados son excelentes".

En el caso de los gallos finos cubanos o de lidia, el joven Rodney Mayedo Ventura se esmera para que el futuro sea exitoso y por ello pasa cada jornada entre diez gallinas y un macho, animales que se distribuyeron a todas las provincias para fomentar su crianza.

"Las hembras que tenemos aquí son polluelas jóvenes que ya se desparasitaron y fumigaron; incluso, hay una produciendo huevos. Todas tienen su presilla y su marca con un número que las identifica y un tatuaje de la empresa para poder controlar sus crías.

"Yo me siento muy a gusto atendiéndolos porque esto es la vida mía. Los cuido como si fueran propios y les garantizo su dieta balanceada con larvas, yuca, caña molida, un poco de comida industrial y verdolaga, guayaba y otros alimentos que se producen en la propia finca".

Los trabajadores de la UEB son hombres y mujeres valiosos que desafían la sequía y la falta de muchos e importantes insumos materiales para criar animales y sembrar cultivos varios que luego se comercializan a los colectivos de todas las entidades, además de organismos priorizados.

Compartir con ellos una jornada cualquiera es reconfortante. Y mucho más, verlos trabajar con pocos recursos, pero alegres y con la frente en alto, venciendo obstáculos y satisfechos por cada resultado, esos que nutren el comedor obrero o la mesa de sus familias.