Las Tunas.- A juicio de las distintas personas con las que 26 conversó en su más reciente viaje a playa La Boca, la organización atinada ha sido clave para que, en medio de la complejísima cotidianidad que vive el país, el verano se comporte ahora de manera propicia.
Porque, si bien es cierto que los recursos distan mucho de ser los de otros años, sí es evidente que el apoyo, el seguimiento y las decisiones tomadas a tiempo han dado frutos.
Nos dijeron que los primeros atisbos de esa verdad fueron notables cuando se acercaba la semana de receso docente (el pasado mes de abril) y se lograron poner en funcionamiento las patanas que permitieron el traslado de cientos de personas durante el asueto; algo sumamente favorable que nunca antes había podido concretarse en la provincia.

Ese mismo trabajo previo de organización ha hecho menos difícil el desempeño en estos meses de Anilberto Labrada Espinosa, director de la Unidad de Aseguramiento, Servicios y Transporte de Alojamiento en la playa. Nos habla de alrededor de mil 32 clientes que acogen sus instalaciones en cada rotación en la zona que corresponde al municipio de Puerto Padre y otros 200 en el caso de La Herradura, el balneario insignia del municipio de Jesús Menéndez.
“Las principales inconformidades en nuestros establecimientos hasta ahora están en los precios, y es que mucha de la gastronomía se está haciendo a base de la autogestión; esto provoca que estén un poco encarecidos, pero no son abusivos.
“Algunos platos pueden oscilar entre los 500.00 o los 600.00 pesos (camarones, pescado, ovejo), pero también tenemos más económicos, que incluyen jamonadas, picadillos y otros embutidos”.
El abasto de agua en las instalaciones, nos dijo, se ha ido garantizando, aunque con algunas irregularidades. “El servicio se contrata a través de los compañeros de Transporte y, por roturas de algunas pipas, lamentablemente, hemos tenido baches, que se han ido resolviendo con el acompañamiento de todos ellos”.
La playa está protegida durante el verano en el complejo panorama de los apagones; aunque la sobrecarga en el consumo ha hecho que determinados transformadores se dañen y también roturas de cables, disparos de caballitos y afectaciones similares que han mantenido, incluso durante 24 horas continuas, el servicio ausente en determinadas instalaciones.
No es un incremento cualquiera. Hablamos de 102 casas en La Boca y alrededor de 46 en El Socucho que, durante la etapa estival se vuelven más, y superan las 500 y 400 en un lado y otro, respectivamente. A eso sume quioscos, neveras y todo lo que suponga parte de esa combinación que surge de la corriente y el verano.
Para la autogestión, que garantiza muchos de los recursos que les permiten la labor en estos sitios, se hace un trabajo en grupo y centralizado desde la persona de Anilberto y su equipo más concreto; ellos cuentan con el equipamiento, el transporte y la factibilidad económica para hacer la búsqueda y llevar los productos a buen destino.
“Hemos presentado dificultades con los desayunos, pero las alianzas con el sector no estatal nos abren puertas ahora para adquirir algunas galletas y panes, porque tenemos un centro de elaboración aquí en la playa que no ha podido realizar una gran producción por razones asociadas a la falta de harina y otros recursos”.

Los inspectores también están haciendo lo suyo. Los vimos mientras recorrimos parte del litoral, no tan concurrido ese día, aunque, sí nos dijeron los moradores, se llena durante el fin de semana y más en esta primera quincena de agosto, que resulta, tradicionalmente, la de mayor cantidad de visitantes en todo el año.
Nos aseguraron que se han puesto varias contravenciones y que algunas violaciones son reiterativas como las regulaciones de salud, la procedencia de los productos, los precios excesivos en algunos medios (como carpitas, sillas, mesas, tumbonas) o ubicarse en sitios no autorizados.
Un camino constante, no exento de perfección, que también exige el verano. La playa no está tan sucia como otras veces. Los especialistas del puesto médico dicen que, después de un incidente lamentable que dejó un fallecido y un lesionado en la apertura de la etapa estival, no han tenido mayores contratiempos; y que casi todas las discordias que terminan en pelea están asociadas al consumo de bebidas alcohólicas y, muy especialmente, hicieron un llamado a la familia porque son rostros jovencísimos quienes más destacan en este sentido.
Así anda el verano en el popular norte tunero, a pesar de las carencias y las crisis, marcando el paso.
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