
Las Tunas.- Desde su adolescencia, Félix Manuel Cepeda Aguilera anhelaba darle la mano a Fidel. Lo recuerda muy cerca del día del cumpleaños 99 del Líder Histórico de la Revolución Cubana, y en ese contexto remuevo la memoria de Félix y comenzamos a recorrer parte de su trayectoria.
“Yo soy de La Habana. Al Comandante en Jefe lo había visto relativamente cerca en varias ocasiones, porque estudié en la escuela militar Camilo Cienfuegos, en mi provincia natal. Era miembro de la compañía de ceremonia y asistía a muchos desfiles militares.
“Mientras estuve en los Camilitos no pude materializar mi sueño, pero la vida da muchas vueltas y a veces ocurre lo inesperado”, comenta con emoción y prefiere volver a lo que considera sus primeros pasos hacia el “milagro”.
RETROSPECTIVA
Después de concluir el duodécimo grado, Félix pasó por la ciudad de Las Tunas rumbo al otrora Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa, donde hizo el grado de ingeniero metalúrgico. Esa profesión lo trajo al flamante Laminador 200 T, que entonces se fraguaba bajo la mirada aguda del excelso guía de Cuba.
Cuenta que unos días antes de su inauguración ya presumían que Fidel vendría al acto y “formamos un turno especial de trabajo. Llegamos al taller como a las 4:00 de la mañana y salimos cuando se acabó la ceremonia, pero nadie estaba cansado, todos nos sentíamos honrados.
“A mí me pusieron al frente del grupo. Y enseguida pensé: ‘Esta es mi oportunidad para estrechar la mano del Comandante en Jefe’, y comencé a diseñar mi estrategia”, comenta.
Dice Félix que de acuerdo con sus cálculos “lo tenía todo planificado pensando que la distinguida visita entraría por la puerta delantera, pero no fue así y tuve que desplazarme rápido y ubicarme en la fila formada por jubilados de Antillana de Acero, que habían venido a ayudarnos en la arrancada de la planta.
“Así lo hice, rememora, pero yo tenía solo 27 años, y verme allí a Fidel le llamó la atención. Francisco (Paquito) García Ferrer, entonces primer secretario del Partido en la provincia, me presentó, y por fin le di la mano, al tiempo que me decía: ‘Tienen que echar p’alante esta industria’”.
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| Fidel en la inauguración del Laminador 200 T, un día inolvidable en Las Tunas. |
ÓRDENES DE VERDE OLIVO
Su saludo y solicitud Félix los guarda en un espacio especial de su memoria, y “siguen guiando mi desempeño. Sus palabras son órdenes y para cumplirlas he trabajado desde aquel 28 de noviembre de 1988. Todo cuanto he hecho en estos últimos 37 años en esta empresa es para honrar su pedido”.
Además de sus funciones como especialista A en Ensayo Físico, Químico y Mecánico en la Empresa de Aceros Inoxidables (Acinox Las Tunas), Félix es instructor del círculo de interés de Metalurgia y en el palacio provincial de pioneros José Martí ha hecho trinchera para promover el ideario fidelista y el amor por esta profesión.
“Una foto de Fidel preside mis encuentros con los niños. Siempre les hablo de su vida y obra, de su grandeza, humanismo y de su inquebrantable fe en la victoria”, remarca.
“Porque hoy más que nunca -enfatiza-, en medio de tantas dificultades y carencias, su pensamiento es guía, nos indica cómo enfrentar estos desafíos y salir adelante. Ahora hay que cumplir con su legado y su llamado de echar p’alante las cosas”.
EPÍLOGO
“Cuando le di la mano al Comandante en Jefe sentí una emoción indescriptible, porque es de lo más grande que me ha sucedido hasta el momento. Mientras yo tenga fuerza y salud estaré sirviendo a la Revolución en mi puesto de trabajo; y en el palacio de pioneros y los centros preuniversitarios seguiré sembrando admiración por Fidel y esta profesión”, subraya Félix.
