
Las Tunas.- El Congreso Nacional de Historia corrió ayer las cortinas de su edición XXVI, dejando a Guantánamo, provincia que asumirá las actividades del venidero cónclave en el año 2027, la parada alta.
Eso dijeron los delegados de la cita minutos después de develar la placa que, desde una de las paredes de la sede provincial de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC), da cuenta a los tiempos del exitoso evento que hemos acogido los tuneros.
A esa hora, ya los debates habían dado paso a nuevos comienzos y más de un participante se comprometía con la necesidad de nuevos saberes en torno a los más variados temas. Minutos después, cuando casi era hora de alistarse para la gala de cierre y la lluvia se anunciaba con truenos, los delegados encaminaron los pasos hasta el Jardín Botánico Provincial. Allí sembraron los primeros 26 árboles del Bosque del Centenario.
No fueron sembradas posturas escogidas al azar. Se plantaron guanas, el árbol que vestía a las tropas de Vicente García en la manigua; también un dagame y un copey, porque entre ellos se presume que cayó en combate José Martí; mangos, por los de Baraguá; el jagüey, como el que daba sombra a Carlos Manuel de Céspedes mientras sus esclavos quedaban libres; y así, cada uno contando un pedazo de historia patria como leyenda de libertad.
Fue intenso en Las Tunas el trabajo en comisiones, partiendo de los tres paneles centrales, que hablaron de Fidel, de la Guerra Necesaria y de nuestro devenir local. Al decir de la máster en Ciencias Patricia García Concepción, vicepresidenta de la UNHIC en el Balcón del Oriente Cubano, destacaron ponencias muy interesantes.
La experta comentó que de las relatorías de las distintas secciones, que ahora se alistan, saldrán asuntos importantes para definir políticas editoriales, rutas de investigación y normativas para futuros eventos. Y dedicó palabras de acierto al hecho de que llegaran hasta aquí delegados de cada provincia de Cuba; algo que, a su juicio, dio preponderancia a lo local en el entramado fecundo de la historia de todos.
Los asistentes agradecieron a Las Tunas, al sabor de sus comunidades, el color de los debates y la sinceridad de su gente. Acá la historia vivísima desde el pueblo y los deseos de aportar al acervo nacional han ganado la partida. Tres días de hacer que resumen la faena de tiempo y las ganas infinitas de seguir por el bien de todos.