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Las Tunas.- Mientras alista su equipaje, Roxana Rodríguez hace pequeñas pausas para responder mis interrogantes vía WhatsApp. A su lado, los padres quisieran detener las manecillas del reloj, saben lo angustioso que es tenerla lejos y lo “frío” que resulta “abrazarla” a través de la pantalla de un móvil o de un monitor; así ha sido durante el último año.

Ahora, despojada de los nervios de la primera vez, ubica los objetos en el justo sitio dentro de su maleta, y me cuenta de las vivencias, lejos de los suyos. La joven especialista en Medicina Interna ha retado a la Covid-19 en diferentes escenarios, en su ciudad natal, en la capital cubana y en el extranjero.

En mayo del 2020 asistió a pacientes sospechosos de la enfermedad en la Unidad de Cuidados Intensivos y Emergentes del hospital Guevara; en ese momento despertó frases de admiración de amistades y familiares. Lo que quizás no podían imaginar es que ese era solo el principio; ella sí lo sabía, muy dentro le late un amor infinito y una gran vocación humanista.

Pocos días después de volver a casa solicitaron su servicio como parte de la brigada Henry Reeve, y hasta Kenya dirigió sus pasos. Aquella tierra de África oriental la vio darse entera y también recibir con humildad la gratitud de los pacientes.

Su orgullo crecía cuando alguien mostraba fraternidad por su tierra. “Me decían 'cubana de la Cuba de Fidel' y eso realmente era muy bonito. Tuve a un paciente que, incluso, conocía de nuestra historia y me preguntaba datos actuales. Otro, después de irse de alta, regresó para presentarnos a su esposa e hija en agradecimiento, y les decía: 'Estos son los doctores cubanos que me salvaron la vida'".

Me cuenta que allí debió superar las barreras del idioma y enriquecer los conocimientos básicos del inglés que guardaba de sus años de estudio. Hubo un reto más difícil; el tener que asumir la asistencia de personas que, además de la Covid-19, padecían otras enfermedades como la malaria y el VIH/Sida en estadios terminales.

IMG 20210412 WA0008“Al principio, recuerda, los colegas kenianos no se sentían muy a gusto, pues pensaban que habíamos ido a suplantarlos. En realidad, esa impresión fue efímera, porque después de unos días hicimos buen equipo. Se interesaban por saber nuestra opinión; de hecho, no tomaban conducta alguna hasta que evaluáramos el caso”.

UN NUEVO REGRESO.... OTRA PARTIDA…. Y SOBERANA

En enero del 2021 regresó más crecida como profesional, y también como ser humano. La “niña” de la casa ya es demasiado grande, una mujer excepcional que protege a otros. A pocos días de su llegada, no vaciló en responder un sí ante el llamado para una misión nacional.

“Por supuesto que di mi paso al frente; yo amo mi profesión”, dice con la determinación que le ofrece el saberse médica aquí y allá, en todos los contextos de la vida, desde que en el 2009 eligió andar los caminos de la Medicina.

“Pasé dos meses en el hospital Julio Trigo, en Arroyo Naranjo. Fue otra labor difícil, trabajaba 24 horas y descansaba 72, y en algún momento se hizo más fuerte porque solo descansábamos 48, pero no perdimos las energías ni las ganas de ayudar.

“Allí presté servicios en las salas de vigilancia intensiva de la Covid-19, que es donde se ubicaban a los pacientes de alto riesgo. Aunque asistimos a jóvenes con patologías asociadas, la mayoría eran ancianitos de un difícil manejo; algunos prácticamente ni hablaban, pero tuvimos la satisfacción de que salieran de allí recuperados”.

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De esa breve, pero intensa experiencia se llevó otra gran alegría al formar parte del ensayo clínico de Soberana. “Durante una semana se aplicó una dosis a los trabajadores del hospital que cumplían con los criterios de inclusión. Tras la encuesta me pusieron la vacuna y no tuve ninguna reacción, ni siquiera dolor en el brazo.

“Según el esquema de vacunación nos correspondían tres dosis de vacuna con intervalo de 28 días entre una y otra; las dos primeras eran de Soberana 02 y la tercera de Soberana plus. Confío en la ciencia cubana y sé que dará excelentes resultados”, afirma.

Aunque era su deseo, la doctora Roxana no pudo completar el esquema de vacunación. Retornó unos días a casa antes de partir a Gabón, en otra misión internacionalista.

***

Fue justo cuando hacía las maletas que la contacté y ni siquiera en esas circunstancias se negó a colaborar. En cada palabra suya advertí serenidad, el profundo e incondicional amor por la profesión, y también a la muchacha noble, que inspiró, hace casi año atrás, emotivas líneas de una de sus amigas.

Quizás ahora Roxana esté en ese otro punto del planeta, distante de su Cuba, rodeada de una cultura distinta, de gente desconocida... Es posible que a solas intente sofocar en vano la añoranza, pero resistirá. Y encontrará la motivación en los ojos de un niño o de un anciano, en la gratitud de una madre… y hasta en el silencio, porque a ella solo le basta saber que ayuda a salvar vidas.

Comentarios   

Isabel Catalina
# Isabel Catalina 13-04-2021 10:16
Mi hija adorada, nuestro orgullo, exelente profesional, mereces todo lo mejor del mundo, nuestra guerrera, te amamos.
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Gladys Annia Pérez Reyes
# Gladys Annia Pérez Reyes 13-04-2021 18:38
Si, es cierto todo lo que se dice, Roxy como la llamamos aquellos que la queremos desde niña, es un orgullo para todos, es una estrella, es un ejemplo para muchos
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