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Las Tunas. - "El que reparte, si al repartir tiene tino, se lleva la mayor parte”, rezaba un refrán de tiempos pasados que ahora sale a colación cuando transcurridos los cuatro primeros meses del año para los balances económicos en esta provincia del oriente cubano, llegó la hora de entregar las utilidades... o no.

Gracias a la Resolución 375 del 2020 del Ministerio de Finanzas y Precios, también las empresas tuneras pueden, en teoría, repartir sus utilidades al concluir cada trimestre, como adelanto del resultado anual y sin estar encadenadas al cumplimiento de indicadores; antes debían esperar al final del año, en lo que en el argot empresarial denominaban el “mes 13”.

Obviamente, para adjudicarla, primero había que crear la riqueza y cuando terminó abril eso aquí solo pudieron hacerlo 11 entidades de subordinación nacional y otras seis adscritas a las estructuras locales de Gobierno. Mientras, no hubo buenas noticias en un sexteto de las adjuntas a sus respectivos entes de rango nacional y nueve sujetas a los designios directos de las autoridades gubernamentales del territorio.

La realidad de una economía en pleno ordenamiento monetario, sujeta, por demás, a las tensiones del bloqueo estadounidense agudizado por la pandemia de la Covid-19, conforman un panorama lo suficientemente diverso e impredecible como para que sea imposible trazar esquemas fijos. Esto es válido también en lo relativo a saber quién estará en condiciones de tener utilidades y, por ende, colocarlas en las manos de quienes las merecen.

Ahí está el caso de empresas como la de Aceros Inoxidables (Acinox), que en el primer trimestre del año no honró sus compromisos productivos ni los de venta. No obstante, el alza de los precios del acero en el mercado internacional, unido al trabajo de sus técnicos y operarios en pos de buscar eficiencia, les posibilitó cumplir el plan de utilidades en un monto significativo. En contraste, Pescatún, la Agropecuaria Integral Las Tunas o Acopio, que no aparecen en los registros gubernamentales como incumplidoras de sus ventas, sí cerraron abril con pérdidas y, por tanto, no pudieron repartir utilidades. Pero, incluso, otras que sí lo hicieron, como la Empresa Nacional de Carbón Vegetal, del Grupo Empresarial Flora y Fauna, no estuvieron exentas de polémica, tal cual se vio en su unidad empresarial de base enclavada en el municipio de Jobabo.

Al grupo integrado, entre otras, por las empresas de Materiales de la Construcción, de Construcción y Montaje, Transporte (Cardinal), Farmacia y Ópticas, y la Provincial de la Música, le costará mucho más trabajo llegar a repartir utilidades en algún momento del año, de no amainar esa especie de “tormenta perfecta” surgida del efecto combinado del bloqueo y la pandemia del nuevo coronavirus.

Es claro que, frente a la inocultable ausencia de insumos imprescindibles, la riqueza por repartir no podrá venir de elevar los precios para cumplir los encargos estatales y, de paso, engordar los bolsillos. Tal vez, como sugería el gobernador provincial Jaime Chiang Vega en el más reciente análisis mensual de la economía, parte de la solución sería explorar las nuevas opciones de comercialización, y una actitud más proactiva antes las dificultades.