Las Tunas.- El “Aumento de la resiliencia climática de los hogares y comunidades rurales a través de la rehabilitación de paisajes productivos en localidades seleccionadas de la República de Cuba” (IRES) es el nuevo proyecto que se ejecuta en tres municipios de este territorio, y cuenta con la asistencia técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y financiamiento del Fondo Verde para el Clima.

Desde un nuevo enfoque, la iniciativa proyecta un trabajo sostenido en los municipios tuneros de Amancio, Colombia y Jobabo, al combinar acciones productivas y procesos agropecuarios con medidas e inversiones para garantizar la resistencia al cambio climático, según informó Yoandry Ávila Igarza, presidente de la Asociación de Técnicos Agrícolas y Forestales en Las Tunas y responsable técnico de Logística y Formación de IRES.

“Es, sin dudas, una contribución a mejorar la resiliencia de los medios de vida locales para la gestión de riesgos y a su vez, impulsar el desarrollo de sistemas alimentarios inclusivos y sostenibles de una manera considerable”, explicó.

En diferentes espacios ya se potencian los elementos conceptuales para entender la perspectiva enfocada a la equidad de género, un proceso que al decir de Ávila Igarza, “se trabaja primero con todos los que desarrollan la implementación de IRES con el objetivo de que sean capaces de transmitir esos conocimientos a todos los involucrados en la iniciativa y realicen réplicas a nivel de municipios, comunidades y bases productivas”.

Cómo desde el proyecto se hace más visible el aporte de las mujeres en diversos sectores de la sociedad es otro de los desafíos que ataña el macroproyecto. “La intervención en cada una de estas comunidades permitirá modificar también las maneras en que las personas del campo gestionan los recursos naturales, y además, enfrentan las consecuencias del cambio climático”, explicó.

Durante siete años, que tiene previsto durar el proyecto, apostar por la capacitación de género y de todas las cuestiones relacionadas con la Agroecología y solidez frente al cambio climático, harán de IRES un espacio que va a posibilitar muchas transformaciones.

Así lo enfatiza Yoandry, quien manifiesta que “pretendemos, a partir de estas intervenciones, que las universidades, los proyectos locales, las instancias gubernamentales y el resto de los organismos vinculados con el desarrollo comunitario se motiven y contribuyan desde sus líneas a la implementación del Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional. En un futuro no tan lejano, queremos tener una sociedad mejor nutrida y más productiva utilizando técnicas de producción más duraderas al clima”.

El proyecto IRES, tributa además a la Tarea Vida y se implementa, precisamente, en estos tres municipios del sur de la provincia, pues clasifican como de alto riesgo, según el Índice de Vulnerabilidad al Cambio Climático en la región, elaborado por el Banco de Desarrollo de América Latina.