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Las Tunas.- La unidad empresarial de base (UEB) Gráfica Las Tunas y su par de Villa Clara resultan los únicos sitios de Cuba en los que se producen libretas, todas destinadas al Sistema Educacional del país.

Sus trabajadores aquí saben la enorme responsabilidad que les asiste cotidianamente ante tal realidad; por eso, asumieron con verdadera alegría la decisión de trasladar desde La Habana hasta el emblemático poligráfico tunero, una máquina con esos fines que había entrado al país en el año 2009.

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Y, aunque no estaba en óptimas condiciones y sus producciones reales hasta ese momento no habían logrado suplir siquiera el costo de la inversión que la trajo a Cuba, era, sin lugar a dudas, una mejora.

Por tanto, la algarabía recorrió a cada brigada de trabajo el día en que llegó al Balcón de Oriente el equipo de 17 metros de largo, del cual se anunciaba que, con un poquito de ayuda, de él saldrían las libretas completicas, sin necesidad de cortar, presillar o hacer nada más que recibirlas.

Solo que en esos días también se recrudeció el impacto de la Covid-19 y los expertos que debían venir desde la capital del país para garantizar la puesta en marcha y ajustar los desperfectos no pudieron hacer viaje y el proceso quedó pendiente, hasta nuevo aviso.poligrafico4

Por suerte, Gráfica Las Tunas no es un colectivo cualquiera. Tienen un Comité de Innovadores y Racionalizadores que ha sido Vanguardia Nacional por 15 años. Así que ahí mismo, sin un ápice de miedo, comenzaron los trabajos para solucionar los desperfectos y hacer historia.

Los miembros de las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ) del centro trabajaron duro y Gustavo Higaldo, el mecánico gráfico que desde hace 12 años ostenta la Condición 8 de Octubre, otorgada por la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), también dio la piel en ese empeño. No fueron los únicos.

Así, y contando con la asesoría de especialistas de Holguín y Villa Clara, los nuestros dejaron atrás los problemas que tenía la máquina en las correas, los dilemas en la electrónica y consiguieron las adaptaciones precisas en el mecanismo de ajuste de las libretas para llevarlas a trabajar con un solo pistón. Cada reto fue quedando vencido.

Ya todo es pasado. Por eso sonríen cuando la maquinaria arranca. Y saben que ha valido la pena al ver salir entre 15 mil y 20 mil libretas en un solo turno de trabajo y, algunas veces, hasta un poquito más.

Ahora tienen mejor aprovechamiento de la materia prima, porque la máquina no rechaza papel, además logra la terminación de los cuadernos, que ya salen listos para el almacén, por lo que se ahorra tiempo, salario y energías.

A eso suman el ahorro económico por la puesta en marcha que rondaba los 35 mil pesos y, aunque le faltan detallitos todavía, es verdad, van a seguirla mejorando para que los niños tengan dónde escribir en las escuelas y construyan el futuro desde esas páginas. 

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