El pasado martes 5 de noviembre fueron televisados en vivo los intentos de un hombre que inesperadamente intentaba besar y tocar de manera indebida a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, mientras ella intercambiaba con ciudadanos en su recorrido a pie hacia la Secretaría de Educación Pública, ubicada a pocos metros del Palacio Nacional, en la capital mexicana.
De entonces a la fecha han emergido con renovada fuerza innumerables voces condenando la violencia contra las mujeres y las niñas, un fenómeno galopante en América Latina y particularmente en México, donde un 15,5% de las mujeres han vivido acoso sexual, manoseo, exhibicionismo o intento de violación.
No por gusto la propia Sheinbaum interrogaba: “Si esto le pasa a la presidenta, ¿qué les pasará a todas las jóvenes de nuestro país?” a propósito de su denuncia del hecho que enviara a la fiscal de Justicia de la Ciudad de México.
La presidenta mexicana comentó luego que no se había dado cuenta de lo sucedido hasta que su personal de seguridad intervino y más tarde visualizó los videos, viralizados en redes sociales. “Decidí levantar denuncia porque esto es algo que viví como mujer", precisó la mandataria.
El sábado 8 ya se abrió juicio contra el acusado, un mexicano de 33 años nombrado Uriel Rivera, quien permanecerá en prisión preventiva justificada mientras avanza la investigación.
La Secretaría de Seguridad local dijo en un comunicado que el hombre también había sido señalado de acosar a otras mujeres en la zona del Centro Histórico.
El hombre fue detenido la noche del mismo martes por autoridades de Ciudad de México. Foto: Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México
Sheinbaum dio a conocer el miércoles su pedido de revisar la legislación sobre acoso para verificar que en los 32 estados del país sea considerado como delito.
Y no es un asunto menor o solo movido por la experiencia personal: entre enero y septiembre de este año, la línea de emergencia del país azteca recibió 9 mil 930 llamadas por posibles casos de acoso u hostigamiento sexual
¿La tapa al pomo?
Desde el mismo día del repudiable suceso continúan en aumento, por parte de entidades internacionales y también en redes sociales y otros medios digitales, críticas y pronunciamientos contra la violencia de género.
Y abundan los motivos, porque aunque parece ser este el primer caso de la presidenta de un país que resulte víctima de abuso de manera pública, una de cada tres mujeres en el mundo es víctima de violencia física o sexual.
Así indica el sitio oficial ONU Mujeres donde recuerdan que dicha violencia contra las mujeres y niñas es una violación de los derechos humanos y sus consecuencias físicas, sexuales y mentales, tanto inmediatas como a largo plazo, pueden ser devastadoras e incluso pueden provocar la muerte.
La fuente refiere que de un total de 165 países con leyes contra la violencia en el hogar en particular, solo 104 cuentan con una legislación integral en esta materia.
Existen acuerdos internacionales que relacionados con la violencia contra la mujer: la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y la Declaración de las Naciones Unidas sobre la eliminación de la violencia contra la mujer de 1993. Pero solo el 40 por ciento de las mujeres busca algún tipo de ayuda después de sufrir violencia.
En todo el mundo, se estima que cerca de 736 millones de mujeres –casi una de cada tres– han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja; de violencia sexual fuera de la pareja, o de ambas, al menos una vez en su vida (el 30 por ciento de las mujeres de 15 años o más), datos que no incluyen el acoso sexual.
La mayoría de los actos de violencia contra las mujeres son perpetrados por sus esposos o parejas actuales o anteriores y el 26 % de las mujeres de 15 o más años los han sufrido.
La Organización de las Naciones Unidas y ONU Mujeres manifestaron su respaldo a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, tras el acoso sexual que sufriera.
Ojalá el acontecimiento descrito fuera “la tapa al pomo”, y no como el colmo, sino como el cierre, el punto final a esas conductas y a similares asociadas con la violencia de género, que tanto afectan a las mujeres latinoamericanas.
Va a ser muy difícil que así suceda, son demasiados los siglos de mentalidad patriarcal, de prejuicios, de falta de apoyo. Pero, al menos, significa un suceso más que ayuda a concientizar que, como señalara ONU Mujeres, “La violencia contra las mujeres no puede normalizarse ni minimizarse”.