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Las Tunas.- Si hay una esfera de la sociedad que ha sido afectada por el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba esa es la Salud Pública. Y en esta oriental provincia -como en todo el país- son evidentes los daños, agravados en el último año por una pandemia que ha hecho colapsar a sistemas sanitarios de países desarrollados.

Más de 28 millones de pesos han sido destinados al enfrentamiento de la Covid-19 en este territorio desde marzo del 2020, y tan solo en el primer trimestre del 2021 la cifra asciende a 14,6 millones, superior a los más de 13 del pasado año. Tal incremento está asociado a la Tarea Ordenamiento y, sobre todo, al recrudecimiento del cerco impuesto a la Isla.

A pesar de los elevados gastos, aquí no se han escatimado esfuerzos ni recursos para salvar vidas. Actualmente son más de 20 los centros habilitados para el aislamiento de viajeros, sospechosos de la enfermedad y sus contactos, además de uno destinado a positivos asintomáticos con las garantías del alojamiento, alimento, medicamentos, transporte, combustible… Un solo paciente en alguna de estas instalaciones representa un costo de mil 500 pesos diarios, lo cual se multiplica teniendo en cuenta la elevada cifra de ingresos en cada jornada.

En medio de la situación internacional generada por la pandemia, agravada aquí por el bloqueo económico, esta provincia inauguró recientemente su Laboratorio de Biología Molecular, el cual, además de contribuir al diagnóstico de la Covid-19, representa un impulso al desarrollo de las Ciencias Médicas.

Quienes habitan en esta parte de la geografía cubana han sufrido la escasez de fármacos, reactivos y materiales gastables, como algodón, guantes, hilo para sutura, esparadrapo y material radiográfico; carencias que ponen en peligro la vida de muchos. El bloqueo niega el acceso a tecnologías y ha limitado la aplicación de modernos esquemas de tratamientos, sobre todo, a pacientes con neoplasias; a lo que se une los pocos sueros citostáticos y otros fármacos vitales en el tratamiento del cáncer.

Fernando Ferrera Núñez, subdirector de Electromedicina en Las Tunas, refirió que esta política genocida impide la adquisición de piezas de repuesto e insumos vitales en el desarrollo de programas como el Materno Infantil, de Atención al Paciente Grave, de Hemodiálisis, el Integral para el Control del Cáncer y otros dirigidos a la prevención y el control de enfermedades transmisibles y no transmisibles.

“Todos los impedimentos nos han obligado a comprar piezas de repuesto por terceros países y a fomentar la actividad de los innovadores. Gracias al quehacer de los electromédicos, hoy en la provincia funcionan más de cinco mil equipos y unos 400, que tienen alguna afectación, están a la espera de recursos”.

La población pediátrica no escapa de esta realidad, por lo que los pocos recursos están concentrados en los centros nacionales de alto desarrollo. Las familias tuneras deben dirigirse a la capital a recibir un servicio que pudiera estar a su alcance si no lo impidiera el bloqueo norteamericano. A pesar de eso, los niños tuneros reciben una asistencia de calidad de un personal sanitario que cada día se crece ante todos los obstáculos.

Son más de 60 años de este cerco, pero nada ha podido detener la obra humanista de la Revolución, la misma que ha hecho que la Salud Pública goce de gran prestigio a nivel internacional y que defiende, por encima de todo, la vida de sus hijos.

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