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Las Tunas, "Jesús Menéndez".- Ha transcurrido poco más de un mes desde los sucesos relacionados con la malograda actuación de los músicos Charly & Johayron, en Chaparra. Lo que corría de boca en boca, y que hubiera sido candidato a acontecimiento musical del año allí, terminó en tragedia.

Aunque los hechos aún están bajo investigación, y por ello las fuentes suelen ser recelosas con el asunto, 26, tal y como prometió a sus lectores, vuelve sobre el tema. Cuando la temperatura social anda con las emociones asentadas (pero aún muy vivas) y la cabeza más fría, nos parece oportuna la reflexión, porque existen realidades, muy evidentes, que pudieran volver a repetirse si las lecciones no son verdaderamente aprendidas.

Nuestro objetivo rebasa la circunstancia, los detalles de cómo ocurrió cada capítulo, para preferir ahondar en claves, consideramos, más aportadoras. Hay que partir de que se violaron los mecanismos establecidos para el proceso de comercialización.

Según Nilian Rodríguez, directora de la empresa comercializadora de la música y los espectáculos Barbarito Diez, existe "un sistema diseñado para que todo el talento artístico profesional que actúe en la provincia lo haga a través de nuestra empresa, en coordinación con las direcciones municipales de Cultura (DMC). En este caso, la unidad artística perteneciente a la Agencia Cubana del Rap (ACR) entró al territorio por la coordinación que hizo un ciudadano natural con el representante, de manera directa, y en la que no participó la DMC". 

Por aquellas horas, "teniendo en cuenta que ya había un número de entradas vendidas (más de 800), que estaba el concierto anunciado y es un elenco de alta convocatoria, nos pusimos en contacto con el director de la ACR, para buscarle legalidad a la actuación y que se hiciera el pago a través de Cultura. Sin embargo, eso no se aceptó y fue la causa por la cual decidieron suspender la cita.reguetoneros Foto tomada de facebook 1

"Su intención era que se cobrara violando los canales establecidos, porque ninguna unidad artística profesional puede cobrar al cash. Los pagos tienen que ser a través de bancos, al igual que los trabajadores por cuenta propia. Hablamos de un delito de evasión fiscal, pero también de actividad económica ilícita, pues la persona natural que hizo las negociaciones no podía hacerlas, pues para eso existen las instituciones de Cultura. Cualquier persona natural puede acceder a 'comprar' un talento artístico para su disfrute, no para comercializarlo; en tal caso le toca a la empresa intervenir". 

La aclaración de este punto resulta vital tanto para creadores como para los intermediarios, y arroja luz sobre los hilos de aquella noche fatídica. En el discernimiento de lo acontecido otras cuestiones tampoco debieran ignorarse, máxime cuando vivimos tiempos de apertura a las nuevas formas de gestión.

Desde los ciudadanos comunes hasta los directivos y cualquier servidor público, sin importar su nivel de autoridad, debemos tener conocimiento de los límites de nuestras facultades o prerrogativas, sobre todo, cuando estas involucran a la colectividad y pueden generar consecuencias nefastas.

Periodistas de Radio Chaparra, entrevistados por 26, nos contaban de la indignación del pueblo por el engaño, de ese sentimiento que dura hasta hoy y que exige que se sienta a nivel local la seguridad de que algo como eso no volverá a inquietarlos, y sus derechos no serán vapuleados tan "fácilmente". Si tenemos en cuenta que numerosas personas estuvieron en el lugar durante siete horas esperando una presentación que no ocurrió y que, a lo largo de ese lapso, nadie les dio una información oportuna de lo que pasaba, es de entender la decepción. El público merece respeto, y no solo de los artistas, que en este caso -por las razones que sean- le fallaron al auditorio.

Igualmente, hay que recordar que muchas familias tienen hoy a miembros involucrados en el proceso de investigación. Es decir, en Chaparra esta historia no ha terminado.

El caso de Charly & Johayron nos dejó varios sinsabores, pero -considero- la violencia es lo peor, específicamente, de manos de las personas llenas de ira por perder su dinero y su tiempo en vano. Hubo daño a la propiedad estatal, además, a seres humanos y ese nunca debe ser el camino. La violencia es la madre de más violencia y de más irracionalidad. No hay defensa justificable ahí, sino suma de problemas. Agredir a los músicos o dañar la guagua no borró lo infausto de la ocasión, solo lo amplificó.

En medio de la bruma que aún envuelve el asunto, nos preguntamos cómo es posible que, en una demarcación tan pequeña, el Gobierno local y los directivos culturales supieran o accionaran a última hora del concierto. Aunque, al decir de Nilian Rodríguez, tanto el director de Cultura en el municipio como ella, una vez que conocieron de la actividad ("cuando se estaban vendiendo las entradas a 500.00 pesos, un precio no aprobado por la Dirección Municipal de Finanzas"), se quedaron muy sorprendidos, "porque nadie nunca nos consultó ni nos llamó para decírnoslo". 

Ella añade cómo la empresa y la Dirección de Cultura en territorio chaparrero se mantuvieron en diálogo constante, además de que el personal de esa última instancia "ocupó el efectivo y continuó vendiendo las papeletas, para evitar más dilemas". Y agrega: "Tenemos pendiente realizar una actividad en 'Jesús Menéndez' para el pueblo porque, al final, fue el dañado". Precisamente, por nuestros colegas en el lugar sabemos que esa promesa allí no se ha olvidado, así que no debiera continuar demorándose su cumplimiento.

Razones aparte, a nivel institucional hechos de este tipo no deben quedar impunes. Aprender a actuar ante situaciones de crisis, empezando por la explicación pertinente, es una necesidad. Ojalá que lo ocurrido en el estadio Curro Barreras no tenga "segunda temporada", pero si sucediera algo similar, debemos estar preparados, cada cual desde su función, para frenar la circunstancia. La cultura es algo más que generar una obra de arte, es comportamiento, lenguaje, valores..., "un hecho esencialmente social", como la definió Fernando Ortiz.