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Foto: Rey López

Las Tunas.- La escuela Arcos Luque se ha convertido, de la mano del Tercer Perfeccionamiento del Sistema Educacional cubano, en un centro especializado en servicios educacionales.

La experiencia ya vive su segundo curso escolar y los expertos aseguran que está valiendo la pena. Ahora su matrícula ronda los 116 estudiantes, de los cuales poco más de 10 se mantienen internos por trastornos de conducta; estos, hijos de los municipios de Jobabo, Majibacoa, Manatí y Las Tunas.

El director de la institución, máster en Ciencias Artemio Ferrerá Fuentes, insiste en que el trabajo se encauza siempre para bien y que para nada sus alumnos son “la oveja negra” de ningún proceso.

Foto: Rey López

"La escuela tiene dos modalidades de atención. Por un lado, los niños con discapacidad intelectual, mayormente los que tenemos ahora son de las áreas rurales del municipio de Las Tunas, y también en esta variante están los que necesitan maestros ambulatorios.

“Por otro lado, atendemos a los que tienen trastornos en la conducta. Les damos seguimiento tanto a los internos en el centro como los que están en niveles educativos de la Enseñanza General, con personal que los visita y ayuda. Asimismo, a alumnos que padecen trastornos del espectro autista y a otros que presentan dilemas en la socialización.

“De la mano de los cambios del perfeccionamiento nuestros muchachos se insertan en las escuelas cercanas a la institución para recibir la docencia y participar de las actividades extracurriculares.

“Al principio, la medida fue recibida con recelo, especialmente por parte de algunos padres, pero hasta ahora los resultados han sido muy buenos y no hemos tenido un solo incidente que lamentar en ninguno de estos procesos.

“Los educandos de la Enseñanza Primaria se insertan en el seminternado Boris Luis Santa Coloma y los de Secundaria Básica en la ESBU Vicente García”.

La escuela garantiza el traslado de cada niño hasta esos planteles y su regreso. Tienen un huerto de excelencia en el que mucho influye el esfuerzo de los muchachos, y más de una vez reciben en la institución a quienes algún día fueron discípulos y ahora vuelven, ya hombres y mujeres, para agradecer formación y ejemplo.

El bloqueo los castiga, como a todo el Sistema Educacional cubano; por eso no siempre están ahí, al alcance de la mano, los implementos costosos que se requieren para la práctica deportiva, las sillas de ruedas que algunos requieren y otros recursos materiales para hacer menos duras las jornadas de aprender. Pero se avanza.

Los maestros insisten en que, como para todo en esta vida, sin el regazo familiar, no hay resultado posible. El profe Ferrerá, que ha visto tanto, lo confirma: “El niño necesita que la familia cambie, para cambiar él y crecer distinto. Usted puede hacer de todo en la escuela, pero si la familia no se transforma, no hay dinámica social que genere mejoras reales en la conducta o en el saber”.

Foto: Rey López