Majibacoa, Las Tunas.- La construcción de cuatro casas de cultivos rústicas en el municipio de Majibacoa es una de las acciones por las que apuesta la empresa Agroforestal Las Tunas para ahorrar recursos de importación en medio de las tensiones financieras y garantizar la producción de hortalizas.
Esta variante a la que ha acudido la Agricultura a partir de insumos locales, fundamentalmente con madera, resulta más barata en comparación con las casas típicas y, además, es más resistente al impacto de los fuertes vientos y las lluvias prolongadas.
Con el objetivo de impulsar esta tecnología, Yunier Pérez Olano, jefe del Departamento de Ingeniería Agropecuaria en la Delegación Provincial del Ministerio de la Agricultura, informó que para finales del presente mes en la unidad empresarial de base Granja Integral Majibacoa, cuatro obras de este tipo quedarán terminadas y se pondrán en funcionamiento.
“Al tiempo que realizan las labores constructivas con la colocación de los techos y laterales -comentó el directivo-, se alistan las condiciones para la preparación de los suelos con el acarreo de materia orgánica, a fin de que, para el mes de julio, inicie también el cultivo de las hortalizas”.
Esta experiencia se puso en práctica aquí el pasado año en la comunidad de San Gregorio, ubicada en el territorio cabecera, a partir de cuatro casas rústicas. Instalaciones que se levantan en los predios de productores de avanzada, con la pretensión de que los agricultores cercanos vean sus beneficios y opten por la posibilidad de emplear tal opción.
En la provincia, la aspiración es cerrar el 2021 con un total de 16 casas rústicas. Para ello, junto a las cuatro de Majibacoa, se edifican otras dos en el reparto Aeropuerto, en la ciudad capital, las cuales ya están en fase de replanteo y deben concluirse a finales de julio. “Para la construcción de las 10 restantes realizamos un levantamiento a partir de la disponibilidad de los insumos locales”, precisó Pérez Olano.
La nueva tecnología contribuirá a producir primero posturas de forma controlada y posteriormente la cosecha de hortalizas. Garantizar el incremento, entre tres y cinco meses, del rendimiento agrícola con respecto al cultivo a campo abierto; mejorar la calidad del surtido, incrementar la racionalidad en el uso de los recursos y una menor afectación de plagas y enfermedades son otros de los beneficios que se obtienen con estas instalaciones.
