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atletismo asuncion 2025

El atletismo cubano cerró en Asunción con ocho preseas de oro, tres de platas y dos bronces. Lideró la tabla de este deporte, por delante de Canadá (7-7-1) y Colombia (7-4-3). Hace cuatro años, en Cali-Valle 2021, el equipo había sido segundo con 9-6-3.

Ahora se las ingeniaron para sostenerse y echarle otro granito de júbilo a su pródiga historia. Y no fue sencillo. Estos Juegos, cada vez más exigentes, vieron récords caer y países que se prepararon para tener aquí su competencia fundamental. Cuba, pese a los pesares y los palos que dio la vida a su tropa, y a varios de sus pilares, hizo la cruz, como casi siempre. Contra todo pronóstico, salió a competir y a sostener no solo las medallas, sino la mística, eso que no se ve, pero se siente tanto que estremece.

Quiero reconocerlo, lo había hecho de antemano. Porque el atletismo siempre nos salva. Siempre encuentra la manera de hacernos creer, de hacernos sonreír. Y hay que romper lanzas por ese grupo.

Obviamente habrá nombres que estarán en el imaginario: el salto triple de Lisday González, el Sub-13 de Jocelyn Echazábal y ya son tres mujeres que al unísono andan corriendo en ese entorno los 100 metros con vallas, la corona de Oleisys Ferrer en los tres mil con obstáculos, la vuelta a la cima en los 110 con vallas, las medallas de la jabalina, el disco, en fin.

Destacar, además, que esos ocho atletas dorados estarán por derecho en los Panamericanos del 2027, y es este un punto de partida para seguir haciendo, creciendo...

Es cierto; las marcas, vistas en contexto, no son deslumbrantes. Pero entiendo que lo importante es saber que este camino de reconquistar posiciones y devolver luz al rey de los deportes debe ir paso a paso. Y esos primeros pasos necesariamente tienen que estar sostenidos por la juventud, y encaminados a recuperar nuestro lugar en el área geográfica.

Eso es lo que representa este resultado, de conjunto al esfuerzo y a los tremendos obstáculos e incertidumbre con los que se llegó hasta aquí. Más allá de lo que puede medirse, cualquiera que sigue el atletismo de cerca sabe lo que significa.

Sin que ello nos empañe el juicio ni nos lleve a tapar el sol con un dedo, habrá también puntos de análisis, claro que sí, partiendo por el tema comunicacional que es asunto impostergable; pero por ahora, aplausos, otra vez desde el olvidado Coloso del Este, bajo el sol del estadio Panamericano, donde casi exclusivamente se entrenaron estos chicos y chicas, se sostiene el legado de un país. Y eso tiene que traducirse en más apoyo, en mejores condiciones, y sobre todo en hechos que respalden el crecimiento de este deporte que tantas glorias le ha dado a Cuba.

¡El atletismo, señores, el atletismo cubano!