
Las Tunas.- Un análisis estadístico de las últimas tres temporadas de béisbol en Cuba sitúa a los Leñadores de Las Tunas a la vanguardia del robo de bases, con Yunieski Larduet y Héctor Luis Castillo como figuras descollantes en este apartado ofensivo. El estudio, realizado por el experto Benigno Daquinta, abarcó las series 61, 62 y 63 de la Serie Nacional.
Yunieski Larduet emerge como el jugador más completo y efectivo en los caminos. El jardinero central no solo consiguió adueñarse de 47 bases -la segunda cifra más alta del béisbol cubano en el trienio, solo superado por Francisco José Martínez de Santiago de Cuba (57)-, sino que lo hizo con una eficiencia notable. Larduet fue capturado en solo 10 de sus 57 intentos, logrando un porcentaje de éxito del 82,46, uno de los más altos entre los corredores con significativa actividad.
La precisión absoluta, sin embargo, tuvo nombre y apellido tunero: Roberto Súliban Baldoquín. El jugador de cuadro alcanzó la perfección en los robos, logrando un ciento por ciento de efectividad durante el período analizado. Cada vez que Baldoquín decidió lanzarse a la base siguiente, llegó quieto, estableciendo el mejor promedio entre todos los atletas que intentaron al menos siete robos en las tres campañas.
Pero el liderazgo tunero no se detiene ahí. La estadística más reveladora coloca a Larduet en la cima absoluta cuando se mide la relación entre bases robadas y las veces que el jugador llega a base. El velocista tunero promedia un robo por cada menos de seis veces que se embasa, un dato que subraya su agresividad y criterio para elegir el momento preciso del hurto, maximizando sus oportunidades limitadas.
Héctor Luis Castillo, otro habitual en la alineación verdirroja, también se ubicó entre los 10 mejores de la Isla en robos totales, con 36, reafirmando la peligrosidad del equipo tunero una vez que sus corredores pisan los senderos.
El análisis de Daquinta revela, además, que el béisbol cubano actual ha visto disminuir el protagonismo del robo de bases, con una estrategia ofensiva que prioriza el poder al bate. En este contexto, el desempeño de los atletas de Las Tunas resalta por mantener viva una herramienta de juego que, manejada con la precisión de Larduet y la impecabilidad de Baldoquín, se convierte en un arma letal para desestabilizar cualquier defensa rival.
Esta supremacía en las bases corrobora la versatilidad del cuadro tunero y sienta un precedente de fuerza para la actual Serie 64, donde la velocidad continúa siendo un sello distintivo de los Leñadores en su camino por revalidar el título nacional.