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Teatro Tunas

Las Tunas.- En el interior del teatro Tunas se respira polvo, movimiento, estructuras al desnudo, mientras llega hasta el exterior el ruido de una faena constante, como continuación de la que debe ser la última etapa en el remozamiento del añejo edificio.

Con perspectivas de completar el tan dilatado cronograma de ejecución a finales de este año, la instalación se suma a otras salas oscuras de la provincia que, tras llegar a un momento crítico de deterioro, se someten a una reparación profunda y a la sustitución de parte de la infraestructura y equipamiento técnico que con una adecuada administración pueden devolver la magia del Séptimo Arte, junto a otras ofertas culturales e, incluso, gastronómicas.

Yordani Martínez Alarcón, jefe de Aseguramiento e inversionista en el Centro Provincial del Cine, comenta a 26 que “para el ‘Tunas’ hay aprobados 65 millones de pesos. Falta el lunetario y terminar el tabloncillo; está concluido el falso techo con pintura e iluminación. Ahora nos encontramos levantando las paredes acústicas con bloques y se labora en una salita 3D en el último piso.

“Contaremos con un café bar y una barra que prestará servicios en arrendamiento, de manos de una forma de gestión no estatal. Quedará una cifra menor de los mil asientos, tras la reposición total del mobiliario, debido al tamaño mayor que adoptarán buscando la comodidad del público”.

El directivo reconoció que la obra presenta atrasos y dijo que la falta de combustible está entre los motivos más persistentes. “Hemos trabajado con tres mipymes en las diferentes etapas y espacios, en pos de la calidad y la intervención de especialistas con experiencia en la elaboración y montaje de cada elemento”.

Este recinto cultural es quizás el caso más evidente de transformación en el territorio, pero no el único. En el diálogo trascendió que para el ya cercano mes de noviembre el emblemático cine Luanda debe abrir como centro cultural; solamente restan algunos detalles.

Al decir Luis Alberto Berrey, especialista de la institución, se ocuparán de actividades de uso múltiple o polivalente, existirán variedades artísticas para el auditorio infantil y adulto, con el pago por la puerta. La ambientación cobrará vida a partir de la exhibición de tráileres y números musicales de piezas cinematográficas. Pretenden, asimismo, aplicar encuestas a la población para determinar sus preferencias, qué esperan encontrar en el sitio, y desde ahí consolidar la programación.

La alternativa permitirá contar con ganancias para otras intervenciones en el Balcón de Oriente, mantener ofertas de calidad y sustentar en cierta medida el funcionamiento de eventos y talleres, teniendo en cuenta que el Centro Provincial del Cine es una unidad presupuestada con tratamiento especial.

Otros lugares tomarán más tiempo en estar listos, entre ellos, el cine Manatí, en el que queda mucho por hacer. Esa edificación, propiedad de la Manatí Sugar Company, fue inaugurada en 1944 y desde su fundación ocupó un notable escaño en la cultura manatiense. El Registro de Inmuebles la recoge como parte de valores patrimoniales el ser exponente del protorracionalismo y preservar lunetas y equipamiento que se utilizaron en sus primeros años.

Lamentablemente, se derrumbó una de sus paredes y los expertos descubrieron que las columnas eran de madera, por lo que se deben construir en su totalidad.

Otra edificación que avanza, aunque no tan rápido como se requiere, es el cine 30 de Diciembre, de Jobabo. Reportes recientes de Radio Cabaniguán refieren que el local, igualmente de enorme valía patrimonial, se encuentra apuntalado, y ese es el primer paso para emprender el resto de las acciones constructivas proyectadas, que no son pocas.

Además, necesitan pintura el cine Moncada, en “Jesús Menéndez”, y el de Delicias (Puerto Padre), mientras el “Iremú”, también en la Villa Azul, precisa de una labor concreta en el falso techo. A eso se suma la buena nueva de que la sala Titón, en esta ciudad, ya articula la programación para su reapertura, tras la intervención reciente en la red hidrosanitaria.

Más allá del estado constructivo, otros temas deben ocupar a los directivos del Cine, no solo en Las Tunas, sino en el país. En época de redes sociales y tecnología en todas partes, sostener el interés por el celuloide, a la vieja usanza, con los espectadores sentados en las lunetas, atónitos, exige de mucha inventiva para motivar.

En tal sentido, es una realidad la inexistencia de proyectores que inviten a volver a la pantalla grande, pues por muy bueno que sea un filme en cartelera, que un televisor te reciba en el espacio de proyección no incita a moverse de la comodidad del hogar. Pero claro, para armar esa “escenagofía” resulta impresicindible contar con capital.

Aun así, se piensan opciones más modestas, como la pronta reactivación de la “Titón” con tandas los viernes en la tarde para jóvenes y adultos, y matinés sábados y domingos dedicadas a los chicos. Se consolidan los talleres infantiles en todos los municipios, los cineclubes que tributan al Festival de Apreciación Cinematográfica Cinemazul y las extensiones a escuelas, centros de Salud y otros, en los cuales se adecuan las propuestas a las edades y características socioculturales de cada grupo.

Sueños que ojalá se concreten y vengan otros, todos los que sean posibles para mantener vivo el gusto por la “linterna mágica”. Algo en lo que se impone pensar con detenimiento y mucha dedicación para que no solo renazca la belleza de los inmuebles, sino el alma de la gente, desde el deleite que despierta una proyección cinematográfica.