suelos finca rey
Las Tunas.- En los campos de la provincia de Las Tunas además de granos, viandas y hortalizas se necesita sembrar personas. El éxodo hacia las ciudades, los poblados -y también fuera de nuestras fronteras- es una realidad que obstaculiza la producción de alimentos.

Sabido es que no hay pesticidas, fertilizantes, herbicidas… y una larga lista de recursos materiales, tan elementales como machetes y combustible. La tecnología y la maquinaria están obsoletas. Los sistemas de riego, las lluvias y el agua embalsada no alcanzan. Para colmo de males, los suelos son muy pobres.

Pero si ocurriera un milagro en el territorio y todos esos inconvenientes se resolvieran de la noche a la mañana, la agricultura y la ganadería seguirían deprimidas porque falta el más valioso de los recursos para que la tierra produzca, el ser humano.

Esa no es una circunstancia solamente de Las Tunas, sino que está presente en todo el país. Sin embargo, aquí se hace más evidente por las razones antes expuestas y lo cierto es que faltan manos para atender esa tarea de manera sistemática.

Varios productores lo han alertado desde hace años y ahora ya es un problema de consecuencias incalculables. Se nos quedan vacíos los campos y los datos divulgados recientemente por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información corroboran esas palabras.

Al cierre del año 2022, apenas vivían en las zonas rurales del territorio tunero 170 mil 268 personas. Si se descuentan los que laboran fuera de las comunidades, los que tienen otras profesiones, los niños, enfermos y ancianos, las mujeres que permanecen en el hogar… ¿Quiénes están disponibles para trabajar la tierra?

De un lado a otro, por carreteras y caminos, la vista se pierde y apenas se ve a alguien en sus faenas. Y después del mediodía, ni pensarlo. Antes, hace mucho tiempo, sobraban brazos. ¡Ahora faltan! Paradojas de la vida, ahora más que necesarios, son imprescindibles.

Productores con extensas áreas, que requieren contratar fuerza de trabajo, hacen ofertas muy generosas. Desayuno, merienda, almuerzo y hasta 500.00 pesos diarios y ni así encuentran obreros fácilmente. Ese dinero, 24 días laborables, suma 12 mil pesos al mes. ¡Como para pensarlo!

Aún falta mucho por hacer para que el campo se parezca a la ciudad y la gente quiera permanecer allá. Los recursos son pocos, pero a los asentamientos rurales también hay que tenerlos en cuenta, con soluciones que perduren y que motiven a regresar.

Excepto en "Jesús Menéndez", en todos los municipios quedan muchísimas tierras ociosas y el marabú se ha enseñoreado por esos lares. De otro lado, cada año se gradúan técnicos de Nivel Medio e ingenieros en Agronomía y varios prefieren estar lejos de su especialidad.

En este asunto hay muchas preguntas y algunas respuestas. Faltan acciones y también, más comida en los mostradores de los diferentes puntos de venta. Lograr el engranaje de todos los eslabones de la cadena sería lo ideal y urge encontrar las soluciones.

 

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