amor7

Las Tunas.- Linda esa complicidad que brota por sí misma, conspiradora, con miedo y valentía. Un decir/no decir que pocos describen con palabras. Atracción que une, más allá de una voz, un encuentro… enamorados. Atrapados en ese milagro que, al primer instante, no tiene nombre ni apellido… solo es eso… fuego de amor, destello.

Febrero vuelve, como todo. Muchas veces transformado en el pretexto de la cita pendiente, la confesión no hecha, el perdón reclamado, la nueva promesa. Está aquí. Nadie lo ignora. Es el imán eterno de la fuerza creadora de la vida, la pasión de los seres y la carne, el pecado de Eva, la rendición de Adán. Cupido. El 14.
Una razón para echar a andar bajo el sol y la luna, aunque alguna estación anuncie lluvia, nieve o frío intenso. Armonías, esencia del deslumbramiento, aun cuando los tiempos modernos traten de ampliar sus raíces a los amores más "propios"… la familia, el trabajo, el amigo, los animales. Vale, pero la "flecha" fue, es y será para dos. Fulminante, hasta después de los finales tristes.
Día del Amor. Sortilegio que tenemos que guardar a los ojos de las rutinas y las rocas. De los demonios existencialistas y la amargura. Salvar lo que salva, lo que humaniza, lo que es horcón y pedestal.
Vuelve febrero. Apretemos la semilla de mostaza en tu mano. Dancemos en los sentimientos puros, los auténticos. Es vida y cada segundo del reloj. Llenemos los astros de corazones rojos, saludables, latentes, sin mentiras. Es amor. Bebamos sus arpegios. ¡Feliz Día!

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