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Anisbeth Vidal

Las Tunas.- Cuando Anisbeth llegó al instituto preuniversitario vocacional de ciencias exactas Luis Urquiza Jorge y decidió concursar en la asignatura de Física encontró a algunos incrédulos.

"Muchacha -llegaron a decirle bajito- aquí ni las niñas ni los internos duran mucho en un aula de concurso. El rigor no es fácil y tienes que dedicar, además de todos los días, los pases enteros".

Ella no se amilanó. Le gustaba la Física, había concursado desde octavo grado y tuvo un buen profesor en la secundaria básica Wenceslao Rivero. De Emilio aprendió que el valor de la constancia y el gusto por la asignatura son claves. Estaba decidida a probar suerte y no fue la única.

Otras tres jovencitas decidieron lo mismo y hoy son un cuarteto de éxito, han consolidado su amistad y todas lograron cupo para la preselección nacional de la asignatura el curso pasado.

Ya se habían hecho sentir en la Copa Patria, cuando una de ellas "arrasó" en las premiaciones, pero cuando obtuvieron las tres medallas de oro del Concurso Nacional de Física de décimo grado, ahí sí, rompieron todas las cábalas.

Anisbeth fue la mejor "nota" de Cuba y no puede decirlo sin sonrojarse, porque es una chica sencilla, una muchacha buena; eso se nota apenas cruzas un par de palabras con ella. Destaca las puertas que la ciencia le abre y no los resultados concretos que va obteniendo. Da gusto escucharla y hasta, ¿por qué no?, aprender de ella.

"El logro está en la disciplina, en el empeño que le pongas a las cosas. La Física nos ha abierto puertas y nos ha permitido avanzar como personas; este ambiente de estudio es muy favorable para eso. Estoy orgullosa de lo que he logrado y seguiré esforzándome.

"Quisiera estudiar Telecomunicaciones, Cibernética... algo así. Sé que puedo porque la asignatura me ayuda a desarrollar una visión amplia de los procesos, aprendo más, incluso de Matemática, de Lógica, de Informática... y eso me encanta".

Dice que escucha "música vieja" y que pasa un poquito de trabajo en las mañanas para llegar temprano al pre, pero nada parece asustarla demasiado.

En ella será verdad la sentencia maravillosa de Marie Curie: "Soy de las que piensan que la ciencia tiene una gran belleza. Un científico en su laboratorio no es solo un técnico, también es un niño colocado ante fenómenos naturales que lo impresionan como un cuento de hadas".