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Las Tunas.- Tiene apenas 4 años y comienza a conocer a José Martí. La pequeña Beatriz María Rodríguez, en estos días, también aprende cuáles son los animales domésticos y qué es una cría en ese reino de la naturaleza. Ya sabe canciones, poemas, hace gimnasia en las mañanas y juega mucho. Con una energía propia de la niñez recita algunos de los Versos Sencillos de José Martí y "Los zapaticos de Rosa", mientras todos quedan deleitados con las ocurrencias y cuánto aprende la pequeña del hogar.


Como ella, más de cuatro mil niños de Las Tunas encuentran en los círculos infantiles un espacio para crecer a plenitud.

UNO, DOS… PASOS HACIA EL CRECIMIENTO

"Estoy en prescolar y me enseñan unos trazos que son difíciles. A mí me gusta el círculo porque me divierto, aprendo las vocales, las figuras geométricas, los colores, los números… y le pongo flores a José Martí, el papá del Ismaelillo que es como se llama mi círculo", así expresa, a veces con mayor locuacidad, otras con cierta dificultad aún, Isabela Aguilar, quien está feliz porque luce su uniforme y ya se está haciendo mayor.

Beatriz e Isabela crecen, y van resumiendo en sí, el esfuerzo y el proyecto de un país para proteger a la niñez y ofrecerle un entorno saludable.

Yuneysi Pérez conoce bien de ese empeño dirigido a promover el mejor comienzo para toda la población infantil, y el máximo desarrollo de su potencial. Desde hace varios años trabaja en "el Ismaelillo"; "la seño", como la llaman los pequeños, tiene la responsabilidad de guiar al colectivo del salón de tercer año de vida.

"Ya en esta etapa los niños tienen un nivel de desarrollo mayor y de nuestro trabajo depende que continúe su evolución. Hay que tener mucha paciencia y amor para emprender esta labor. Cada niño o niña es distinto, porque las familias también lo son, y ahí es donde resulta fundamental nuestro trabajo; debemos llegar a cada uno de ellos para que al finalizar el curso hayan vencido los objetivos del año", explica para luego subrayar la satisfacción experimentada al ver que sus chiquitos desarrollan el lenguaje, comienzan a expresar frases y luego oraciones completas o reconocen los patrones de forma y color, por tan solo ilustrar algunos ejemplos.

EN CASA Y EN EL CÍRCULO, SE APRENDE Y SE CRECE

Aunque en la actualidad nuestra niñez aprende a edades muy tempranas la manipulación de los dispositivos electrónicos, en el círculo una especialista tiene la responsabilidad de iniciar a los infantes en este camino. Yusmidelys Alarcón Sánchez realiza esta labor y tras dos décadas en este desempeño, continúa disfrutando de la satisfacción de ofrecer a los de quinto año de vida principios elementales del fascinante mundo de la tecnología.

"Los niños van desarrollando habilidades como dar clic, arrastrar el mouse, seleccionar… estos conocimientos básicos se vinculan con otros como reconocer las figuras geométricas y los colores ", comenta mientras muy cerca de ella Ivia Ramos Galindo se dispone a iniciar una de sus clases de Educación Musical y Danzaria.

Ivia explica que desde las primeras etapas, en el círculo, a los pequeños se les enseña a cantar, tararear canciones o a reconocer el instrumental de algún tema musical. Es, sin dudas, uno de los aspectos que más cautiva a la familia y que distingue a este sistema y método de enseñanza. Y pudiera parecer un aspecto sencillo, pero se trata de un programa muy bien pensado, cuyos objetivos son "el desarrollo de la voz, el oído y la expresión corporal".

¡Qué no se sorprendan en casa cuando la descendencia cante, baile, exija las zapatillas para "las clases de ballet"-como hace en estos días Beatriz María con su mamá- o busque una tribuna improvisada para una actuación especial! Ante la sorpresa de todos; los pequeños demostrarán el resultado de un quehacer paciente.

Y si hablamos de detalle y reposo en la obra diaria, no se puede dejar de mencionar a Isabel Cristina Hernández Milanés quien, en "el Ismaelillo" tiene un objetivo claro y preciso: que los niños con trastorno en el lenguaje superen esta dificultad.

Tras el diagnóstico en los primeros años de existencia, explica, y el posterior estudio de la evolución de cada menor, le continúa, más adelante, "la orientación a la familia y la aplicación de un tratamiento durante 15 minutos en dos o tres frecuencias a la semana, mediante gimnasia articulatoria y ejercicios para corregir o compensar el trastorno en el lenguaje".

LOS FRUTOS DEL CARIÑO

Tras jubilarse Martha Báez Toledo se reincorporó al trabajo. En "el Ismaelillo", dice, se siente útil y feliz. En plantilla figura como auxiliar, pero en la práctica resulta una "todoterreno", siempre está presta a ayudar y los niños de mayor tiempo en la institución no traspasan el umbral de esta sin antes darle un saludo o manifestarle algún gesto de cariño.

"Parezco una gallina con sus pollitos", dice en tono de broma. "Me abrazan, me besan, ¿por qué? Porque les tengo amor a los niños", agrega.

Este entorno seguro y de apoyo a un desarrollo integral es agradecido por la familia. De ello da testimonio Yaimé Peña García cuyo niño, aunque ya no es un bebé, acaba de concluir el proceso de adaptación, pues hace muy poco le llegó la esperada matrícula.

"Siento que está bien cuidado. Me gusta el círculo y la atención con los padres y los niños. Hay mucha comunicación, así que voy confiada al trabajo", refiere en medio del ajetreo matutino de separar a su retoño del regazo materno.

Yulier Quiroga, profesor en un preuniversitario, sostiene un criterio similar y considera que allí su hijo aprende a socializar. Él también va tranquilo al saber que lo deja en manos de personas responsables que ya forman parte de la familia, "porque nos ayudan en la educación de nuestros hijos", acentúa.

"Como trabajador lo agradezco", sostiene, tras dejar a su descendencia en brazos de "la tía" que calma el llanto natural de los más chicos al llegar a las puertas de la institución.

Y así, con esa certeza y confianza llegan los padres de Las Tunas, cada mañana, a las puertas de los 29 círculos infantiles distribuidos por toda la provincia. Para la mayoría de ellos, de nosotros, el tiempo pasa tan rápido que a veces olvidamos que muchos de nuestros sueños nacieron justo allí, en esos días de juegos, canciones, danzas… de crecimiento físico y espiritual.