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Las Tunas.- Cuando amaneció el lunes último aquí, lo gastado por el sector de Salud para ocuparse de los pacientes positivos al SARS-CoV-2, durante las 24 horas anteriores, habría alcanzado para pagar el salario promedio de un mes de 43 trabajadores estatales de la provincia. En ese mismo lapso, velar por los sospechosos que permanecen en los centros de aislamiento le supuso al propio ramo una cuantía monetaria suficiente para abonar los sueldos de otros 182 empleados públicos. Estos son apenas algunos de los datos que continúan dándose a conocer sobre los efectos de la Covid-19 sobre la economía local.

Otros detalles ofrecidos por especialistas de la Dirección Provincial de Salud permiten estimar que las erogaciones de dicho organismo en el 2020 para afrontar el azote del nuevo coronavirus, habrían bastado para honrar los haberes de más de 18 mil trabajadores tuneros en un mes. Y lo desembolsado en el primer trimestre del actual año habría sido suficiente para hacer lo mismo con cuatro mil 279 empleados, incluso, teniendo en cuenta la reforma general de salario y los reajustes de precios ocurridos tras la unificación monetaria y cambiaria.

“Un conjunto de factores objetivos han estado frenando la producción y los servicios en lo que va del 2021 y un elemento clave en este sentido ha sido el rebrote de la Covid-19, que comenzó a manifestarse desde finales del pasado año”, alertó el economista cubano José Luis Rodríguez. Esta situación, expresó el asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), ha afectado “gravemente a las personas y su capacidad para trabajar, lo que también impacta en la elevación de los costos de las medidas para el enfrentamiento directo de la enfermedad”.

En ese sentido, Las Tunas tampoco es la excepción. La punta del iceberg la muestran informes gubernamentales hechos públicos durante el examen mensual a la economía tunera. Únicamente en el primer trimestre de este año quedaron inmóviles más de 700 millones de pesos por actividades culturales, deportivas y de otra clase, canceladas a causa del rebrote de la enfermedad en esta parte del país. A priori, parecería una buena noticia, mas no lo es, pues son fondos que no pudieron ejercer su rol dinamizador sobre los servicios que, a su vez, influyen en la vida material y espiritual de la población.

Así, mientras duele el irreparable daño humano que sigue causando la pandemia, vale anotar esta otra sangría; esa que el ciudadano común en esta provincia quizás no note, pero que sigue activa y sumando gastos en una caja registradora, y cuyo ritmo podría reducirse ostensiblemente si cada cual, desde su puesto, cumple cabalmente las disposiciones de distanciamiento físico e higiene.

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