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Las Tunas.- ¿Por qué José Martí es el Apóstol de la Patria y por qué debemos intentar seguir su ejemplo? Hoy celebramos el 170 cumpleaños del Héroe de Dos Ríos, el cual expresó que "…el apostolado es un deber diario y constante" (O. C. T. 10, p. 322), y es para nosotros sugerencia educativa y honorable en la convocatoria permanente a estar en coherencia con lo mejor de la tradición moral y espiritual de la nación cubana.

Marti 2Pero lo más importante en su enunciado es la disimulada invitación a ser perseverantes para aspirar, mínimamente, a parecernos a él, lo que pareciera quimérico, irrealizable, aunque no imposible. Así, conociendo al cubano le sugiere: "Pero este amor de Patria ha de ser enteramente puro, sin mezcla de interés personal, activo, activo hasta el frenesí, hasta el sacrificio, hasta la bandera, pero con una actividad de sacerdote, sin que ella se manche nunca con el menor viso de ambición o celo" (O. C. T. 21, p. 284).

Es poco probable encontrar frases tan alentadoras, éticas y estéticamente hermosas que guarden un sentido educativo y vivificante como estas, dignas de un Apóstol o de un propagador, predicador, unionista y misionero de incólume moral y, eso es ser Apóstol como él lo fue, tal vez desde antes de su caída en combate el 19 de mayo de 1895, como un soldado de la Revolución.

A partir esa altura apostólica aseguró que: "Si hay algo sagrado en cuanto alumbra el Sol, son los intereses patrios" (O. C. T. 13, p. 161). Sin embargo, ¿qué es la Patria, sino la convivencia pacífica de sus hijos que, no os asombréis, somos nosotros mismos?, ¿quiénes recuerdan y dan vida a la Patria, sino nuestros maestros y los abuelos de nuestros abuelos?, ¿cuáles personas defienden la Patria, sino los que con sus palabras y acciones la enaltecen y nutren?

No obstante, ¿de quién es la Patria? "La Patria no es de nadie: y si es de alguien, será, y esto solo en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia" (O. C. T. 1, p. 281). Por estos argumentos sirvamos a la Patria con generosidad y la sensibilidad social que, a la vez, existirá como un don patriótico para servirnos a nosotros mismos, servir al vecino, al prójimo, al necesitado, no importa a qué persona servir, como dice la frase popular: has bien y no mires a quién, ¡pero vamos a servir!

En coherencia con estas ideas, se debe argüir que: "Todo lo de la Patria es propiedad común, y objeto libre e inalienable de la acción y el pensamiento de todo el que haya nacido en Cuba. La Patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo y capellanía de nadie (O. C. T. 4, p. 238). Más claro ni el mineral puro, Cuba es nuestra Patria, es: "Con todos y para el bien de todos" (O. C. T. 4, p. 279), así, literalmente sin excepción; la Patria es dicha, dolor y cielo para todos. Agregó en una carta a su amigo Fernando Figueredo en 1892: "Y la Patria es de todos, y es justo y necesario que no se niegue en ella asiento a ninguna virtud" (O. C. T. 3, p. 41).Marti 3

En la perspectiva de la honestidad nos legó sentencias dignas de la contemporaneidad, así escribió: "Mejor sirve a la Patria quien le dice la verdad y le educa el gusto…" (O. C. T. 5, p. 133), que: "La Patria es sagrada, y los que la aman, sin interés ni cansancio, le deben toda la verdad" (O. C. T. 2, p. 335), y finalmente: "Patria es eso, equidad, (y) respeto a todas las opiniones…" (O. C. T. 21, p. 370). En estas ideas prevalece la dimensión humanista que, en tanto Apóstol, le imprimió a la definición y práctica del y al terruño donde nacimos, la labor que en ese terruño han de desempeñar los virtuosos, honestos y artistas, amén de la convocatoria a que en Cuba haya igualdad, honradez y respeto a las opiniones divergentes.

El Héroe Nacional en su inmensidad poética y apostólica sentenció: "El patriotismo es un deber santo, cuando se lucha por poner la Patria en condición de que vivan en ella más felices los hombres" (O. C. T. 1, p. 320). Entonces, el patriotismo ha de ser también un recurso, un valor que debe fomentar "la amistad entre todos los hombres de buena fe". En una carta que le redactó a su amigo José Dolores Poyo, el 20 de diciembre de 1893, podemos leer las siguientes palabras, dignas para recordar todos los días por su autoría y certeza, "Bajo la cabeza y bendigo. Otros duden de mi Patria, y la ofendan, y la acobarden, y la amarren al yugo: ¡que hay muchos modos de amarrarla!: yo, que la siento vibrar, que la veo perdonar, que la veo fundar, digo, humillada la cabeza: ¡Bendita sea mi patria!" (O. C. T. 3, p. 487). Por estas razones todos los cubanos hoy estamos de cumpleaños.