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Rosaida Cardoso Toranzo
Las Tunas.- Hace apenas unos días cesó su vida laboral Rosaida Cardoso Toranzo, una mujer que hizo -hace- historia, no solo en la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) Sabino Pupo, del Cerro de Caisimú, sino en el municipio de Manatí y en la provincia de Las Tunas.

Durante las celebraciones por el aniversario 62 de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), y tras la aprobación del Consejo de Estado de la República de Cuba, lució en su pecho la Medalla Romárico Cordero, que distingue a los campesinos con resultados relevantes.

Medalla Romárico Cordero a productora RosaidajpgEs un reconocimiento más que merecido y que resume una larga vida de entrega incondicional a su colectivo y a los residentes en la comunidad. De sus 34 años de trabajo, dedicó más de tres décadas a la crianza de animales y la siembra de caña y cultivos varios.

"La cooperativa fue mi vida durante muchos años y allí hice de todo, lo que me pidieran, siempre con la voluntad de hacer las cosas bien y de que se cumplieran los planes productivos. Creo que fui útil y que desempeñé mis labores con calidad.

"Sembré mucha caña de azúcar y, cuando fue necesario, también corté. Estuve un período largo atendiendo el ganado y en los últimos tiempos me dediqué a los cultivos varios, especialmente a la atención de campos de yuca, boniato, calabaza, frijol y maíz.

"Además, fui cocinera para el resto de los trabajadores, atendí la conejera e hice otras tareas. Por los años, ya me acogí al descanso, pero mis compañeros saben que pueden contar conmigo. Si me llaman para que ayude en algo, iré sin dudarlo". 

A lo largo de su vida, Rosaida se ha esforzado por motivar a las nuevas generaciones para que se interesen por las labores del campo. Sabe lo útiles que son todas las manos cuando de producir comida se trata y por ello los motiva a partir de su ejemplo.

"Yo quiero que haya más producciones y para lograrlo la juventud tiene que ocuparse, y hacerlo bien. Por eso siempre les pido que cumplan, que trabajen, que se esfuercen. Hay que criar, sembrar, luchar para tener las cosas y poder mantener a las familias". 

Ahora Rosaida se adapta poco a poco a las muchas horas que le regala el reloj. Pero ella no es de esas mujeres que se aburren con facilidad. En la casa y en el barrio siempre tiene algo que hacer y se le ve siempre activa, no solo como el ejemplo que es para los campesinos tuneros.