Imprimir
Visto: 2955

guayabal yaciel

Las Tunas.- El 8 de noviembre del 2008 la anciana Lidia Esther Morales Álvarez vivió el panorama más desconcertante de su vida, cuando su casa y la de más de 100 vecinos amanecieron destruidas en Guayabal, comunidad costera del sureño municipio de Amancio donde nació y aún vive.

Viviendas en el suelo, otras sin techo, árboles arrancados de cuajo, mobiliario, televisores, sillas por doquier a causa de los fuertes vientos y penetraciones del mar que ocasionó el huracán Paloma, es lo que viene al recuerdo de esta mujer de 84 años, que responde al mote de Cuti.

Hace un paréntesis para recordar lo que pasó en 1932, cuando un ciclón se ensañó tanto con Guayabal que solamente una casa quedó en pie.

En aquel entonces todo se resolvió con un “sálvese quien pueda”. Pero a los tres días de la llegada de Paloma, los vecinos de Guayabal recibieron una sorpresa: la presencia del General de Ejército Raúl Castro, quien durante el diálogo con los damnificados les dio aliento y prometió que no quedarían desamparados.

Y 72 horas después comenzó un movimiento de hombres y recursos empeñados en construir viviendas con el encargo de terminarlas lo más rápido posible, a casi dos kilómetros del litoral , para sustituir las 112 que había derrumbado el siniestro.

guayabal yaciel1A más de 12 años de aquel ensañamiento de la naturaleza, Cuti, tan popular como su hermano Eduardo (Tiburón) Morales, el emblemático cantante del conjunto Son 14, dice sentirse feliz y contenta y sin temor a que otro ciclón aparezca por el golfo de Guacanayabo.

Cuando se acerca el inicio de la temporada ciclónica, este primero de junio, sabe que está bien protegida en su apartamento en una de las triplantas edificadas, y les ofrece a sus vecinos su hospitalidad en caso de que otro evento amenace con azotar a Guayabal.

Hace un paréntesis para recordar lo que era Guayabal antes de 1959: “Aquí no pude ir a una escuela porque no había, entonces mis padres me llevaron a Camagüey para matricularme en una escuela de monjas, pero no me admitieron porque era negra.

“Entonces en Guayabal solo había un modesto puerto para exportar el azúcar que se producía en la compañía Francisco Sugar Company, a 18 kilómetros de aquí, donde se desencadenaban constantes luchas obreras contra la administración del ingenio.

"Ahora todo ha cambiado. Contamos con una base de campismo popular, un combinado pesquero, consultorio médico y una terminal de embarque de azúcar a granel, primera construida en Cuba, en 1962".

Y desde el balcón de su recinto la anciana evoca las veces que 62 años atrás eran humillados y despreciados por ser pobre, pero al final no se quedó analfabeta, porque la Revolución le dio oportunidades de superarse; se tituló de maestra y dirigió una escuela durante 20 años, en el propio Guayabal.