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incendio Etecsa

Las Tunas.- Un poco antes de las 2:00 de la tarde, Virginia se levantó de su siesta vespertina muy agitada. Un humo fuerte se le coló por la nariz. Allá en la cocina comprobó que todo estaba aparentemente en orden, pero el olor seguía allí en su hogar, muy próximo al teatro Tunas.

Agarró el teléfono fijo para pedirle a su hija que fuera enseguida a echarle un vistazo a la casa, mas la línea estaba muerta. Acudió al celular y un circulito extraño en la parte superior le impidió la gestión. Entonces sí se alarmó mucho y salió a la calle. El claxon de una ambulancia le indicó el camino. En la esquina, entre la Plaza Martiana y el parque Vicente García González, vio alrededor de 100 personas más.

A la misma aglomeración llegó Yanelis unos minutos después. Se encontraba al frente de la tienda Adidas desde alrededor de las 6:00 am con la esperanza de alcanzar algún par de zapatos para ella y su mamá. Desde el día antes estaba en la cola y justo a la hora de pagar su mercancía, se había ido la corriente. Aguardaba por el fluido eléctrico cuando divisó patrullas de la Policía, ambulancias y corrió detrás del tumulto…

incendio etecsa LasTunas2021 7Entre el grupo de transeúntes que se mantuvieron allí, expectantes al incendio en la central de Etecsa y desoyendo las advertencias de que los cristales de las ventanas podían estallar, brotaron muchas historias. Una señora con el rostro mojado contaba que su única hija se había puesto de parto en La Habana; en el mismo instante en que fallaron las comunicaciones ella la veía por WhatsApp retorcerse de los dolores y había salido de su vivienda en busca de mejor cobertura para estar al tanto de su niña en todo momento. Ante la imposibilidad, solo atinaba a llorar.

Nadie supo el nombre del trabajador de Etecsa, jovencito, que recibió sobre las 2:30 de la tarde, a una mujer adulta con los brazos abiertos y tuvo que consolarla largo rato, porque estaba visiblemente temerosa, más por él que por las consecuencias del incidente. La mayoría asumió que era su madre.

Desde la esquina únicamente se veía el humo salir por doquier. Nadie divisó llama viva alguna. Las miradas estaban divididas entre los trabajadores con pulóveres azules y los bomberos, en plena faena.

Cuando una reportera y un fotógrafo llegaron a la sede del periódico 26, rayando las 4:00 pm, con fotos y la noticia de que se había incendiado el túnel de cables de tan importante empresa, Zucel de la Peña, editora creativa del medio, entendió enseguida que la conexión que todos esperaban para mandar a imprimir al poligráfico de Holguín la edición correspondiente al viernes 17 de diciembre, ya no sería posible.

encuesta16 Diciembre Etecsa 1En el rostro se le prendió la convicción de “habrá que ir a llevarlo”, e ipso facto pensó en cómo evitarle a su familia la preocupación de no verla llegar a casa entrada la noche. Eran poco más de las 7:00 pm cuando el carro que dispusieron para el viaje arribó a las instalaciones de la Ciudad de los Parques, donde se “cocina” cada semana el rotativo local. A pesar de los inconvenientes, el viernes hubo prensa.

Estas horas de “silencio” fueron interminables para muchas personas, en dependencia de las circunstancias. Una usuaria de Facebook, Maite Sierra Díaz, escribió en las redes: “Por favor, se sabe algo de cuándo se restablecerá la comunicación, tengo a un familiar hospitalizado en Las Tunas, grave, y no sé nada de él”.

De vuelta al siglo XXI, disímiles tuneros han aprovechado las plataformas virtuales para agradecer a los hombres y mujeres de Etecsa por la dedicación y el profesionalismo con que han asumido largas jornadas de labor, algunas a la luz de la luna.

Las imágenes del suceso se han compartido cientos de veces. Iliana Cabrera Puebla comentó una publicación de 26 en Facebook: “En esa imagen hay un gran amigo, experto en las Telecomunicaciones y extrabajador de Etecsa. Actualmente trabaja en la capital, está de vacaciones en Las Tunas y al llamado dijo: '¡Aquí estoy!'. Ah, su nombre es Elio Ávila”.

En el muro de Susanita se puede encontrar un post que goza de cientos de likes y acotaciones de apología: “El jueves 16 de diciembre, nunca se me va a olvidar. Estaba tan inmersa en las necesidades materiales, el pollo, la falta de aceite y el precio de los coches que no podía ver las cosas buenas (…). Gracias a los trabajadores de Etecsa por dejar a un lado sus problemas personales y traernos de vuelta la posibilidad de comunicarnos con la gente que queremos…”.

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