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Las Tunas.- A Mercedes Hernández Zayas se le conoce pronto; bastan escasos minutos para advertir una mujer decidida y resolutiva, toda energía y disposición, una cubana de las que no se detienen ante los desafíos. Y aunque tales calificativos e impresiones de primera vista no bastan para conocerla a cabalidad, sí confirman la estirpe de quien tiene el arrojo como signo y lo practica en el círculo de interés de soldadura que lidera, desde hace más de tres décadas, en el palacio provincial de pioneros José Martí.

"Muchas personas me preguntan cómo puede una mujer ser soldadora. Y ahí, bueno, yo les explico que para las cubanas no hay oficio imposible, porque aquí hay trabajadoras de la zafra, carboneras, mecánicas, conductoras…, es que la obra nuestra está en todas partes".

En cierta medida, lo de ser transgresora le viene desde la cuna. "Soy hija de Mundo Hernández, un campesino muy conocido de la zona próxima a Veguita. Así que desde la niñez aprendí a ordeñar vaca, arar la tierra, manejar un tractor, descuerar un carnero, atar un puerco, cocinar con leña, hacer carbón, chapear o sembrar un campo…, yo me críe haciendo todas esas cosas".

palacio pioneros naily areaSi nos apegamos a la sabiduría popular, diríamos que a Mercedes "lo valiente, nunca le ha quitado lo cortés"; tal vez porque en su sabiduría sin academia, ella sabe que los estereotipos no son buenos y limitan las capacidades de sus congéneres. "Usted sabe que antes era común que las mujeres tejieran, cosieran y bordaran; de todo eso aprendí también con mi mamá, sin menoscabo de lo demás que me preparó para la vida".

En los anales de sus memorias más queridas quedan esos años bautismales en los que aprendió el oficio de la soldadura, se tituló luego como obrera calificada en la Empresa de Estructuras Metálicas (Metunas) y finalmente comenzó la enseñanza en el Palacio de Pioneros. A ese sitio ha dedicado anhelos y obras, la materialización concreta de saber que prepara a las nuevas generaciones para el futuro.

"Siento mucho amor por mi trabajo y aquí estoy hasta que me retire. La soldadura es una especialidad de mucha peligrosidad y realmente nunca he tenido accidente alguno. Soy muy rigurosa con las medidas de protección y seguridad y el área cumple con cada requerimiento técnico; además recibo la asesoría y el apoyo de la fábrica. Todo eso ha influido, junto al hecho de tener una dirección de muy buenos compañeros, en que me haya mantenido durante 37 años aquí".

La satisfacción de ver su magisterio materializarse en bien de sus alumnos y el país es de los grandes regalos de su profesión.palacio pioneros naily aula

"Tuve pioneros que actualmente estudian o desarrollan profesiones afines y siempre que los veo me dicen: 'Profesora, qué útil lo que nos enseñó. Usted siempre nos dijo que esta era una especialidad muy importante y con desarrollo en todo el mundo'. Imagínese, sin la soldadura no hay avance”.

En su espacio de docencia y creación ha visto la cara de asombro y maravilla de sus discípulos ante la idea materializada y tras mucho explicar, preguntar, trazar, medir, doblar la platina, ensamblar, soldar y pintar.

“Aquí tuve la visita de una abuela que vino a ver qué hacía su nieto, porque realmente ella no pensaba que el muchacho podía realizar una base de macramé que el niño había llevado a la casa para colgar la mochila. Y cuando ella constató que sí, me dijo: 'Óigame profesora, realmente es verdad que estos palacios son importantes para los niños'". 

Mercedes recuerda con alegría aquella ocasión en la que unió fuerzas con otro círculo de interés y pudo ver, detrás de las máscaras y entre las chispas de soldar, los rostros de seis niñas. Con esa memoria abriga la esperanza de repetir la escena en el actual período lectivo, en el que, de todo resultar, dos jovencitas aprenderán este oficio, tradicionalmente masculinizado.

Con ese orgullo que habla de sus alumnos y del júbilo de encontrarlos ya crecidos y muchos ingenieros o técnicos en profesiones relacionadas con el saber que les enseñó, se refiere también a sus dos hijos, los cuales formó como hombres de bien.

A sus 60 años, Mercedes pudiera estar en planes de jubilación, sin embargo, nos dice: "Para mí no hay trabajo difícil en la vida. Entonces, me siento capacitada para seguir realizando esta labor y es un orgullo preparar a jóvenes con conocimientos en la rama sideromecánica. Yo seguiré hasta que me necesiten y tenga fuerzas para trabajar".