Las Tunas.- Son las 6:30 de la mañana y se ve el movimiento en las calles, las familias apresuradas se acercan a su punto de encuentro. Podría parecer casual que algunos vayan de azul, rojo y blanco; pero todo es cuestión de simbolismo, de alegoría a nuestra enseña nacional. Lo tenemos grabado dentro: es Primero de Mayo y esos son los colores representativos de esta Isla.
Resulta casi imposible identificar rostros por el inevitable uso de la mascarilla; me quedé un poco asombrada al ver personas, incluso, con dos nasobucos. Muchos pensaron que esta marcha sería el motivo de otra ola de contagios; de seguro no previeron que se trata de un pueblo entrenado en cuestiones de salvar y salvarse.
Es la hora del encuentro anhelado en el que se sienten las primeras risas y nostalgias, las memorias de aquellos tiempos en los que el Primero de Mayo era ese día para salir, casi en exclusivo, a ratificar el compromiso con la Revolución; este año la jornada se convirtió en una ovación a la vida.
Un ejército de batas blancas rompió las calles con consignas que te hacen sentir orgullo de ellos, de vivir en esta tierra que cuida y salva; de una isla que es soberana y mambisa.
Mirar a los ángeles de batas blancas nos remonta al aplauso de las 9:00 de la noche; ese merecido aliento de vida que les transmitíamos desde nuestras casas, porque era lo único que podíamos hacer en tiempos tan difíciles: esperar y agradecer.
Es este día una fiesta, pasan los agricultores, los de Cultura, de la Energía, pasan todos. El orden se mantiene, siempre hemos sido los mismos bloques; solo que este año somos un sinfín de cubanos en solemne alabanza, en una lucha por seguir siendo libres. Y así lo demuestra el "¡Patria o muerte!" que alguien lanzó por ahí y al que todos respondieron "¡Venceremos!".
Y vencimos aquel Primero de Enero de 1959, vencimos en Playa Girón, lo hicimos cuando se creó el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, cuando trajeron a Elián, el día que les otorgaron la libertad a los Cinco Héroes y cuando se dio el alta al primer paciente de Covid-19.
Entonces, ¿qué es este Primero de Mayo sino una fiesta para el pueblo?; y así lo dejaron saber las autoridades cuando arreglaron "mi casa", la llenaron de banderas y quitaron lo que la ensuciaba y hacía fea.
Y en eso se convirtió este Día Internacional de los Trabajadores, en la fecha más recordada, quizás por todos, después de mucho tiempo; en el que se visten de nuevo los colores de la bandera en el rostro de cada cubano.
Finaliza así mi día de trabajo; con una alegría inmensa, lágrimas en los ojos, sentimientos encontrados. ¿Quién diría que después de tanto, al fin, tendríamos Primero de Mayo de vuelta en las plazas?