Imprimir
Visto: 5263

vicente garcía
El 7 de junio de 1878 partió del puerto de Manatí el mayor general Vicente García González y, tras una escala en Baracoa, el vapor puso rumbo al exilio. Fue el último de los generales de la Guerra Grande en abandonar los campos insurrectos. Y, aunque nunca más volvió a pisar el suelo de la Patria, sus descendientes sí regresaron. Muchos de ellos viven aquí, entre nosotros, orgullosos de sus raíces.

Las Tunas.- Era el 23 de septiembre de 1976 y Pirito se desempeñaba como cuadro de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en Las Tunas. Lo citaron para una actividad en los alrededores del parque Vicente García y hasta allá llegó, al filo de las 8:00 pm. Lejos estaba de sospechar cuánto de sí mismo hallaría en la voz del conferencista, nada menos que Armando Hart Dávalos, responsable del entonces recién estrenado Ministerio de Cultura de Cuba.

Había sido convocado parte del pueblo de esta pequeña comarca. Para eso se había cerrado al tránsito la otrora calle Real y estaba debidamente colocado lo necesario para una presidencia que estaría de frente al Museo Provincial, pero a la altura del Correo. Recuerda una mesa alta, imponente. Y ahí escuchó el trepidante discurso que conmemoró acá el centenario de la Toma de Las Tunas.

Hart, con verbo pausado y palabra aguda evidenció a quienes se ocuparon de tergiversar muchas de las realidades de la vida y el pasado de El León de Santa Rita. Le escuchó conversar de sus hazañas, de cómo se cebaron quienes lo veían en Lagunas de Varona, pero nunca lo buscaron en los Mangos de Baraguá.

Quedó perplejo. Porque sí, Pirito creció escuchando las leyendas del mayor general, le alcanzaban de muy cerquita, de familia. Pocos lo sabían entre los que estaban allí, en aquel parque, pero a él le parecía el retoñar del verbo ardiente de su padre, Pedro García Butiérrez o las historias que le abrazaban el alma cuando salían de la boca de la tía Eladia.

Una mujer de alma mambisa a la que recuerda orgullosa de sus raíces en uno de los muchos repartos apacibles que abundan en esta ciudad de puertas abiertas y gente bienhechora. Pirito es bisnieto de Vicente y de Brígida. Esa del parque era la historia de su bisabuelo. Y aunque él es hijo bastardo, salido de un descendiente directo del insigne mambí, hasta les había heredado el nombre: Pedro Vicente García.

I

Ahora vive en La Habana. Es un sesentón de voz fuerte y un muy buen tono conversador. Vía telefónica me contó esta historia. Y también me dijo que esa descendencia a la mayoría de sus hijos les viene por doble vía, debido a que su esposa, igual está emparentada con esa estirpe.

“Si nos dio tremenda risa cuando nos dimos cuenta de que teníamos los mismos tíos y que nuestras familias vivían en la misma zona. Nos pusimos a conversar eso una noche, cuando yo la llevaba hasta cerca de su casa en una bicicleta y sí, somos primos y los dos venimos de la misma raíz. Por suerte ya lo supimos cuando éramos novios y entre el amor y el ser parientes, ya usted sabe cuál ganó, por eso que dicen por ahí de los primos”.

Es imposible escucharlo ahondar en los cuentos de familia sin contagiarse con su energía y hasta con sus sonrisas. Mencionó a algunos de los muchos parientes de ese linaje que todavía viven en Las Tunas y a los que viene a ver, de vez en vez, para tomarse un respiro y desandar nuevamente las calles de su infancia, allá por el reparto Casa Piedra.

También me dijo de los lastres que, como familia, les ha tocado vivir. Porque las satanizaciones a la figura de Vicente García los han afectado, de manera evidente, a lo largo de los años.

“Tenemos muchos ejemplos. Mira, yo pasé la escuela del PCC en Santiago de Cuba, allí hice la Licenciatura en Ciencias Sociales. Y en las clases de historia era un tema fuerte con mis compañeros. Muchos hablaban con verdadera indignación y para mí todo era muy complicado, porque no siempre te daban la posibilidad de explicar.

“Tengo también la experiencia en otras escuelas por las que he transitado, incluso, desde que era niño y a mis hijos igual les ha pasado, lo mismo en sus grupos de estudio y hasta en encuentros de amigos. Esa es la razón fundamental por la que comencé a acercarme más a fondo a la historia de la familia. Llega un momento en el que necesitas argumentos para explicar y no siempre están en los libros convencionales.

“Entonces tienes que averiguar en las bibliotecas, en las personas que se han dedicado por años a investigar la figura de Vicente García, como Víctor Marrero, el historiador de Las Tunas; en los papeles viejos, los periódicos”.

Conversando con Pirito entendí cuán injusta ha sido la historia que contamos los hombres, más que con la persona que fue Vicente García, con el linaje todo al que dio vida. Él mismo fue descendiente del fundador del hato de Victoria de las Tunas y la valía de su esposa mambisa, a ratos, también ha ido quedando en un segundo plano.

De momento me quedo con el gusto de haberlo conocido, al menos por teléfono, y la certeza de saber que no es el único: muchos de los García de Vicente nos acompañan. Pirito mencionó a algunos para mí. Los hay trabajadores de la oficina de arquitectos de la comunidad, jubilados, constructores y de muchos otros desempeños, para bien de Las Tunas y su historia local.