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Las Tunas.- El Premio Nacional de Tradición Educativa se entregó al centro escolar Mártires del 28 de Diciembre. Un reconocimiento que trasciende a los 278 pioneros matriculados allí en este curso y alcanza además, a los muchos hombres y mujeres de estas tierras que se han formado en sus aulas.


Nelsy Naranjo Martín es la directora. Y aunque lleva apenas año y medio en esas funciones ya tiene 14 entre esas aulas. Lo cuenta mientras sonríe y se recuerda a sí misma, jovencísima, cuando era la “bibliotecaria nueva” y aprendía a lidiar con los niños y sus dinámicas.

“Nuestra principal fortaleza está en el claustro docente. Y esa es una de las razones fundamentales para obtener el premio al que, por cierto, ya estuvimos propuestos el curso pasado. Quiso la suerte que nos tocara alcanzarlo en este, el de la pandemia, que ha sido tan duro.

“En esta escuela tenemos maestros consagrados, que han laborado aquí por décadas y se mantienen activos. Pero también contamos con un personal joven que es bastante estable y está formado, en su mayoría, por maestros que fueron alumnos de esta misma escuela. Eso es tradición educativa.

“Además, la escuela ostenta muchos reconocimientos, fundamentalmente por las excelentes relaciones que tenemos en la comunidad, porque aquí sí funciona eso de que nos integramos y trabajamos juntos; al punto de que es en la escuela donde se reúne el Grupo de Trabajo Comunitario desde hace muchos años. Ahora, por la Covid-19, se han ido a otro lugar a hacer las reuniones, pero ya están pensando en traerlas de nuevo aquí, y revitalizar muchas actividades que hacemos de conjunto”.

Cerca de ella, mientras conversamos, está Ana Paula, de primer grado. Es fácil notar que anda escudriñando la grabadora con suma curiosidad y, entonces, me atrevo a preguntarle si le gusta la escuela. Detrás del nasobuco la delata su sonrisa mientras dice: “A mí no me gustan los fines de semana, porque yo quiero mucho a mi maestra y me encantan las letras para aprender a leer”.

También anda por ahí la profe María Elena, con sus más de ocho décadas de vida y todavía, ardiente, tiza en mano; y, muy cerca, están revoloteando algunas maestras noveles, que la miran con respeto mientras van a recoger los registros para entrar al aula o a aclarar alguna duda.

Entre todos, cuentan más de los buenos resultados. Por ellos supe que la banda rítmica de la “Mártires del 28 de Diciembre” es de las más antiguas y estables de Las Tunas. “Fíjese periodista, que mantienen hasta el mismo uniforme y tratamos de que los toques también sean iguales de año en año, para salvaguarduar la tradición”.

Contaron de los premios en los concursos docentes y en el de La Muñeca Negra, el Sabe Más Quien Lee Más, los reconocimientos territoriales y las loas en distintas ediciones del evento Pedagogía.

La escuela ostenta la Condición de Vanguardia Nacional, lo mismo del Sindicato de los Trabajadores de la Educación que de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) y ha tenido, además, a varios de sus estudiantes en los congresos pioneriles. Todavía recuerdan, con orgullo, que fue una alumna de ese centro la que le entregó a Fidel, durante las sesiones plenarias del Primer Congreso Pioneril, un cheque de la recogida de materias primas y que él se emocionó mucho.

Recorriendo los locales de la institución se desanda también un lugar ligado a la historia patria, con ejemplos que vienen desde mucho antes del año 1965, cuando comenzó a ser, oficialmente, una escuela de este tipo.

“Eso tiene que decirlo periodista, este no es un sitio más de la ciudad. Mire, antiguamente esta era la casa de la familia Lima, que eran los dueños del Aserrío; entre las familias más ricas de esta región. Uno de ellos, Gustavo, era compadre de Fulgencio Batista y cuentan que el dictador visitó este lugar una vez.

“Después del triunfo de la Revolución, los locales se convirtieron en la sede de la Creche, instituciones que acogían a niños sin amparo filial, lo mismo por ambulantes, que porque perdieron a sus padres en la guerra o por otras razones. Cuando se hizo escuela comenzó a llamarse Osvaldo Herrera, en recordación a ese hombre valiente y ya, en 1980, cambia el nombre por Mártires del 28 de Diciembre.

“Porque justo en este lugar, ese día, cayeron los combatientes Juan Ramón Ochoa, José Aguirre y Reynaldo Bermúdez. Aquí está marcado el sitio exacto del acontecimiento. Los familiares lo visitan y también desde la comunidad y con el apoyo de los pioneros se respeta su memoria”.

Pasillos pulcros, jardines verdes, sonrisas desde las aulas y calma, la calma que es necesaria en los sitios de aprendizaje verdadero. Eso descubres en el centro escolar Mártires del 28 de Diciembre. Andando entre ellos se recuerda a Martí: “Haga hombres, quien quiera hacer pueblos”.

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