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Beijing, China.- “Es una señal de buena suerte”, opinó un residente local al ver el sol radiante y el cielo despejado con que amaneció esta capital en la jornada inicial cuando el Gran Palacio del Pueblo acogió la sesión plenaria del XX Congreso Nacional de Partido Comunista de esta nación asiática (PCCh). Aquí los días importantes se escogen con esmero para que hasta el clima los premie con buenos augurios y este 16 de octubre no fue la excepción. No por anunciado y planificado hasta el último detalle, el suceso dejó de acaparar la atención dentro y fuera del país. En particular para escuchar el resumen del informe central por voz del propio secretario general Xi Jinping, quien sostuvo que China lleva con firmeza las banderas del socialismo con sus peculiaridades, a fin de construir un país moderno.

TRIVIAL PARA OCCIDENTE VUELTO MARCIAL EN CHINA

Tratándose de un día de asueto general, no asombró demasiado que las calles beijingnesas se vieran medio vacías de autos y personas con las primeras luces mañaneras: No obstante, abrieron como de costumbre hasta los comercios más sencillos y los quioscos de periódicos; mientras los barredores de calles se aseguraban de mantener la pulcritud en las vías. Algunos aprovecharon el frescor del amanecer para salir a correr como cualquier mañana de domingo; y las banderas nacionales y rojas ondearon sobre y frente de los edificios principales dando cuenta de la relevancia de la fecha.

En la entrada este de la plaza Tianamen, 30 estandartes rojos con estrellas doradas en sus astas se movían al viento con la gracia que solo podría dar la seda. Los guardias lucieron sus uniformes relucientes conduciendo a los reporteros gráficos y camarógrafos que apuraban sus pasos para hacer el plano deseado de los presentadores televisivos.

En el interior del Gran Palacio del Pueblo las alfombras rojas marcaron el camino. Este es un monumental edificio en el que impresiona, sin embargo, la sobriedad de su decoración siempre iluminando por bombillas amarillas dentro de lámparas y candelabros de estilo chino. El salón principal decorado con amplio dominio del rojo y al fondo el emblema partidista de la hoz y el martillo, el único símbolo que presidió la sesión. Una banda del Ejército Popular interpretó temas patrióticos haciendo notar, de paso, la perfecta acústica del recinto.

gran palacio pueblo chinaSobre el escenario, en cada uno de los escaños reservados para los miembros del Comité Central y dentro de este de su Buró Político, únicamente una libreta de apuntes y una taza para el té; al frente, los asientos de los más de dos mil delegados llegados desde los distintos confines del país mostrando sus trajes tradicionales cuando se trata de los representantes de algunas de las 55 étnicas minoritarias de China. Todos protegidos por un dispositivo de equipo de seguridad y de aseguramiento que lució trajes de saco y pantalón negros con camisa blanca y corbata oscura, los hombres; y, las mujeres, chaqueta color rojo vino y pantalón de ébano.

Con una sincronía inesperada para lo aparentemente trivial a los ojos de los extranjeros, dos escuadras de meseras sirvieron el té en los respectivos curules destinados a los actuales integrantes del Comité Central, cuya composición, vale recordarlo, se habrá renovado cuando concluya este XX Congreso, el 22 de octubre.

Con exactitud milimétrica Xi Jinping entró en la sala a las 10:00 de la mañana, hora local, seguido por los miembros del Buró al son de los aplausos rítmicos de los presentes; y no sin antes rendir tributo póstumo a los mártires y líderes que trajeron a China hasta aquí. Un silencio imponente ligeramente alterado por el coro de cigarras que formaban el sonar de las cámaras fotográficas.

En poco más de una hora y media Xi enumeró uno por uno los asuntos medulares de la realidad actual y las proyecciones de cara a los próximos años de China. Lo hizo ataviado con sencilla elegancia, con la parsimoniosa firmeza oratoria que cuida mucha la claridad y la belleza de las ideas y desdeña cualquier histrionismo desde la tribuna. Reservó sus cortas pausas para tomar sorbos de té.

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Eludiendo todo protagonismo personal, Xi destacó primeramente que en la última década ha sido el Partido Comunista el responsable de tres éxitos claves para el país: haber celebrado su centenario con un liderazgo consolidado; que, recalcó, “ha llevado al socialismo con características chinas en una nueva era”; además, dijo, consiguió erradicar la pobreza y construir una sociedad acomodada de manera integral. “El Comité Central, insistió, une y dirige al Partido, al Ejército y al pueblo para hacer frente a la complicada situación internacional y desafíos que se avecinan”.

En el plano económico no dejó lugar a dudas de que, siguiendo una larga senda trazada desde el Congreso de 1982, la organización política sostiene como sus líneas esenciales la construcción de un Sistema Socialista de Economía de Mercado; el cual en lo adelante requerirá de una industrialización de nuevo tipo, de proseguir con la revitalización rural y con la lucha contra la pobreza; alcanzado un desarrollo regional coordinado y la apertura de alto nivel al mundo exterior. Dicho propósito deberá, acotó, materializarse acelerando la transformación ecológica de la sociedad china y participando “activamente en la gobernanza mundial para hacer frente al cambio climático”.

“A mediados de siglo China será un país próspero, democrático, civilizado, armonioso, hermoso y moderno”, afirmó. Sin embargo, patentizó, que los desafío siguen siendo colosales: “Debemos estar preparados para el día lluvioso, para soportar el viento y las olas altas e, incluso, las grandes pruebas de las tormentas”.

xijinping xx congres pcchDiario del PuebloNo habrá, aclaró, concesiones en la lucha del Partido contra la corrupción. “Frenamos algunos vientos torcidos que no se detuvieron durante mucho tiempo, y corregimos algunas enfermedades crónicas persistentes que no se habían eliminado durante muchos años”, expresó. Enfatizó asimismo que en el plano ideológico, el marxismo continuará teniendo una posición rectora; mas, siempre en perenne transformación creativa y en conexión con la cultura tradicional china, a fin de “satisfacer las crecientes necesidades espirituales y culturales del pueblo”.

La evaluación presentada por el Secretario General del PCCh no eludió otros temas de sumo interés dentro y fuera de las fronteras chinas. El Partido, expuso, seguirá siendo el principal garante de que las regiones administrativas especiales de Hong Kong y Macao disfruten de las ventajas de la política de un país, dos sistemas. Refiriéndose a la provincia de Taiwán, puso los puntos sobre las íes:

“Siempre respetamos, amamos y beneficiamos a nuestros compatriotas de Taiwán, y seguimos comprometidos a promover los intercambios económicos y culturales y la cooperación entre ambos lados del estrecho”. La solución de este asunto, reiteró, compete exclusivamente a los chinos. “Seguimos esforzándonos por lograr la reunificación pacífica con la máxima sinceridad y esfuerzo, pero nunca nos comprometemos a renunciar al uso de la fuerza y a mantener la opción de adoptar todas las medidas necesarias contra la injerencia de fuerzas externas y contra un pequeño número de separatistas”, indicó. 

Significativamente, el líder del Partido gobernante aquí señaló, como una aspiración de esta nación emergente, hacerse sentir en el plano de la cultura y las ideas. Y así, especificó, “constituir con celeridad un sistema de discurso y narración de China, contando al mundo lo que sucede en ella y haciendo oír debidamente su voz, con el obetivo de presentar una imagen confiable, amable, respetable de ella, (…) reforzando nuestra capacidad de comunicación internacional”; y profundizando “el intercambio y mutuo aprendizaje entre las civilizaciones”. Antes, había hecho la salvedad de que en la arena global “promovemos la comunidad de destino común para humanidad; defendemos firmemente la equidad y justicia internacionales; abogamos por el multilateralismo genuino y nos oponemos a todo hegemonismo”.

“Conduzcámonos con la firme conciencia de que hablar por hablar perjudica al país y que el trabajo real lo vigoriza, con fuerte convicción y una sola voluntad, y con entrega completa a nuestro cometido e intrépido avance”, concluyó este domingo Xi Jinping. Asegurándose que una cita que durará casi una semana ya está en la memoria del país.

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